Nunca se podrá sacudir la sombra de Federer, tanto por su estilo de juego como por su sobriedad a la hora de manejar la raqueta, pero este año ha dado un paso adelante para dejar de ser una esperanza a una tremenda realidad y la calidad que mostraba con cuentagotas en años pasados, mostrarla de manera más regular en este 2017. Ha completado su mejor año a nivel profesional, alcanzando el número tres del mundo y consiguiendo cuatro títulos, con un balance de 49 victorias y 19 derrotas. Ha alcanzado cinco finales, ganando cuatro de ellas (Brisbane, Sofía, Cincinatti y Londres), brillando en una de sus superficies favoritas como es la pista dura, y dejando resultados solventes en hierba.

Buen comienzo en pista dura

Este ha sido el año no tanto de la evolución a nivel de juego, y si a nivel mental y físico, algo que se pudo apreciar desde el mismo comienzo de la temporada, con su victoria en el primer torneo en el que participó, la antesala del Australian Open, en Brisbane, derrotando por el camino a Johnson, Mahut, Thiem, Raonic (que defendía título), y en una tremenda final a Nishikori. Grigor demostraba que era alguien a tener en cuenta este año. Con la llegada del primer Grand Slam de la temporada, comenzaba la travesía de Grigor hacia el que se podría considerar de los mejores, si no el mejor, partido de su carrera. Derrotó a O'Connell, Chung, Gasquet, Istomin y Goffin antes de llegar a la SF contra Nadal, partido apoteósico con el premio del billete a la final contra Federer.

Aquí es donde se demostró la mejora de un jugador que se caracterizaba por un vaivén mental en momentos importantes. El nivel de juego y las dificultades en las que puso a Nadal, llevándole al 5º set, son dignas de reseñar. Daba la impresión de estar mucho más entero conforme pasaba el tiempo el búlgaro, nunca flojeando a nivel físico, manteniendo siempre la cabeza fría y conectando golpes de muchísima calidad, con Nadal llevándose el partido por más casta y orgullo de campeón que por deméritos de Dimitrov.

Posteriormente llegó el torneo de su tierra natal, Sofía, el cual ganó tras derrotar a Janowicz, Basilashvili y Goffin, al que derrotaba por segunda vez consecutiva en pista dura, esta vez en una final que ponía fin a su buena gira en pista dura, ya que a partir de ahí comenzaría el bajón de mitad de temporada, cayendo en Rotterdam contra Goffin en QF, donde previamente había derrotado a Istomin y Mischa Zverev. Acabó mal la primera parte de la temporada, cayendo en 3R en Indian Wells tras derrotar a Youzhny pero perdiendo contra Sock, y en 2R en Miami cayendo contra Pella

Bajón en tierra batida

Él mismo reconoce que la tierra batida no es de sus superficies predilectas, y este año se pudo comprobar por qué. El bajón en pista dura tuvo continuidad, cayendo en Marrakech contra Robredo en 1R, y también a las primeras de cambio en Monte Carlo contra Struff, dando comienzo a una mala racha en Masters 1000, cayendo en Madrid en 3R ante el vendaval de Thiem, después de ganar a un buen Kohlschreiber y al gigante Karlovic, perdiendo en 1R en Roma contra Del Potro, y en 3R en Roland Garros después de ganar a Robert, tomarse la revancha contra Robredo, y perder ante Carreño. 

Recuperando sensaciones sobre hierba

Con la llegada de la temporada de hierba, parecía que el búlgaro lo tenía todo de cara para recuperar la senda de resultados positivos con los que comenzó la temporada, pero sin embargo cayó en 1R en Stuttgart ante Janowicz. Alcanza las SF en Londres volviendo a mostrar un buen nivel de juego y derrotando a Harrison, Benneteau y Medvedev, cayendo ante el que a la postre sería el ganador del torneo, Feliciano López. Para cerrar la temporada llegaba a Wimbledon, deseando dar una buena imagen de nuevo en un Grand Slam, y lo hizo ganando con solvencia a Schwartzman, Baghdatis y Sela, pero topándose con Federer en R16, que acabaría ganando el torneo.

Vuelta dubitativa a pista dura 

Con buenas sensaciones volvía Grigor a la superficie que más alegría le estaba dando en la temporada, pero ni en Washington (donde venció a Edmund pero cayó ante Medvedev) ni en Montreal (ganando a Mischa Zverev, pero cayendo ante Haase), fue capaz de coger buenas sensaciones. No se presentaba en la mejor de las situaciones a Cincinatti, pero nada más lejos de la realidad. Sin perder ni un solo set se alzó con el título, tomándose la revancha contra Feliciano y Del Potro, y ganando posteriormente a Sugita, Isner y en la final al díscolo Kyrgios.

No fue capaz Dimitrov de continuar con esa buena racha en el US Open, donde se vio sorprendido en 2R por Rublev, luego de haber a Safranek en su debut. En la posterior gira asiática, no mostró mal nivel el búlgaro, pero se topó tanto en Beijing como en Shanghai contra Nadal, ganador y finalista respectivamente. Sin embargo fue capaz de derrotar a Del Potro y Bautista (en Beijing) y a Querrey (en Shanghai) entre otros. En la vuelta a Europa, Grigor alcanza una nueva final, en Estocolmo, ganando a Janowicz, Mischa Zverez y Fognini, cayendo en la final ante un Del Potro que se cobraba así su particular venganza. Fugaz participación en Paris-Bercy, cayendo en 2R ante Isner después de ganar a Gasquet.

Colofón en Londres

Con todo merecimiento se hizo un sitio entre los ocho elegidos para participar en las ATP Finals, partiendo como uno de los rivales a batir, algo que se vio confirmado a posteriori. En Round Robin dio muestras de sus objetivos, ganando a Thiem, Goffin y Carreño, que sustituía a Nadal, en un partido que hubiese sido uno de los alicientes del torneo. Derrotó a Sock en SF, y citándose con Goffin en la final, donde el mermado belga intentó plantar cara pero se encontró con un Grigor que venía acumulando papeletas para añadir su nombre a la lista de debutantes que se hacían con el trofeo de maestro.

Acaba la temporada con solo dos gigantes como son Nadal y Federer delante en el ránking ATP, dejando atrás comparaciones y consolidándose como lo que venía prometiendo desde su etapa junior. El jugador búlgaro buscará el año que viene seguir su cadena de triunfos y buenos resultados, seguro, pero lo más importante es que mantenga el nivel mental y físico, ese que tanto costó mejorar y que le ha llevado a las cimas del tenis en este 2017.