Hay semanas al año que son perfectas o prácticamente perfectas para determinados jugadores. Este es el caso de Alexander Zverev durante esta semana en el Mutua Madrid Open donde además de haber ganado, ha conseguido hacerlo sin ceder ningún set ni un servicio y dando una sensación de ser netamente superior a los rivales a los que se ha ido enfrentando esta semana. 

Hoy tenía sin lugar a duda el partido más difícil del torneo para él. Dominic Thiem venía de ganar a Rafael Nadal en los cuartos de final jugando un tenis absolutamente brillante, pero además hay que tener en cuenta que ha derrotado a tenistas de la calidad de Borna Coric, Federico Delbonis o Kevin Anderson para plantarse en la final. En su contra también estaba el H2H, y es que el hamburgués no había sido nunca capaz de batir al austriaco sobre tierra batida y perdía el cara a cara por un contundente 4-1. Sin embargo, en favor de Zverev estaba el hecho de haber sido capaz de ganar dos Master 1000, el de Roma y Montreal del año pasado por ninguno de su rival, que perdió la final del torneo madrileño el año pasado con Rafael Nadal.

Dentro de la pista el alemán fue muy superior a su rival, al que derrotó por 6-4 6-4 en tan solo una hora y 18 minutos de tenis sobre la pista central Manolo Santana. Zverev se valió de su poderoso servicio para dominar de fondo los puntos con mucha superioridad y jugando muy rápido para dificultar a un Thiem que tiene unos swings muy amplios tanto con su derecha como con su revés, obligándole a jugar incómodo y muy a la defensiva. El austriaco erró más bolas de lo habitual en él, quizá por las posiciones en las que su rival le obligaba a golpear, y sufrió mucho para aguantar los reveses planos que golpeaba su rival sobre él suyo propio. Zverev aprovecharía una bola de break en cada set para decantar el partido, puesto que no tuvo que afrontar ninguna en contra, cerrando el partido en un espectacular porcentaje de 83% de puntos ganados con el primer servicio y 68% con el segundo. El número tres del mundo ve, así, como suma su segundo título consecutivo tras el que logró la semana pasada en el ATP 250 de Múnich al derrotar a su compatriota Philips Kohlschreiber.