No son los mejores tiempos para el hombre nacido en República Checa. Para un jugador de la talla de Berdych, acostumbrado a perdurar dentro de los mejores diez del circuito durante tantos años y que cuenta, además, con la experiencia de ser uno de los tenistas con más victorias en Grand Slam desde la Era Abierta, por supuesto que éste presente irregular y oscuro, no lo llena de satisfacción. En lo que va de la temporada, el checo acumula diez victorias y nueve derrotas y, con la derrota ante Jeremy Chardy, atesora cinco derrotas de forma consecutiva.

Segunda ronda en Miami y primera fase en los torneos de Monte Carlo, Madrid, Roma y Roland Garros. Estos escalofriantes números no hacen otra cosa que denotar el mal momento que atraviesa el actual número 20 del mundo, quien supo llegar hasta el cuarto lugar en el año 2015. Su mejor actuación en lo que va del año ocurrió en el mes de enero cuando arribó a los cuartos de final del Abierto de Australia y cayó ante el suizo Roger Federer, que luego se coronaría campeón. Desde allí, su tenis fue en constante desmedro y las grietas en su juego fueron maquinando mayor color.

Sin embargo, cada certamen de enorme prestigio como un Grand Slam, se convierte para esta clase de jugadores en una hermosa oportunidad para demostrar que no todo está perdido y que tarde o temprano, su mejor nivel puede reaparecer. Por la primera ronda de Roland Garros, Tomas Berdych debió enfrentar a Jeremy Chardy en un encuentro colmado de emociones y suspenso que se extendió durante dos días y que duró cuatro horas y trece minutos en finalizar.

El puntapié inicial al presente compromiso se dio en el día de ayer en el estadio Phillips Chatrier. La poca visibilidad que arrojaba el nublado anochecer de París dictaminó la postergación del duelo de primera fase cuando el francés dominaba el juego por dos sets a cero (7-6 y 7-6). Con un marcador desfavorable y con la certeza de tener que ganar tres parciales continuos para permanecer en el torneo, el checo Tomas Berdych salió a la pista mentalmente decidido a revertir la situación y, con pasajes de buen tenis y otros de mucha garra, disputó todos y cada uno de los games con mucho entusiasmo y profesionalismo.

Berdych establece la paridad: el servicio de Chardy marca la diferencia

Berdych se adueñó de la tercera manga por 6-1 luego de aprovechar al máximo las oportunidades de break que se le presentaron e hizo lo propio en el cuarto parcial: se lo adjudicó por 7-5, y asentando todavía un mayor dramatismo al partido  -condimento que claramente no faltaba- forzó la definición del mismo en un quinto y último parcial.  Con la grada apoyando enfáticamente al tenista local y al mismo tiempo disfrutando de un gran espectáculo, se puso en marcha el momento decisivo.

La baja efectividad de primeros servicios por parte de Tomas Berdych en el parcial definitorio (54%), en contraste con el espectacular porcentaje que mantuvo Jeremy Chardy (95%), explica gran parte del porqué el resultado final tomó ese rumbo. El francés no afrontó dificultades, disparó golpes fortísimos desde el fondo de la cancha, no cedió ninguna chance de quiebre y terminó batiendo por 6-2 al tenista checo que abandonó la gira por el polvo de ladrillo con muchos aspectos para mejorar y sin conseguir ni siquiera una sola victoria.