Hace un año, Simona Halep y Caroline Wozniacki estaban a punto de enfrentarse en un partido para la historia. Tanto Halep como Wozniacki luchaban por conseguir su primer título de Grand Slam y además, el número uno del ranking WTA. Pero, como dice aquel, el pasado, pasado está. En esta edición del Open de Australia hemos podido comprobar que el tenis femenino está cada vez más igualado y que cada vez es más difícil avanzar rondas, pero, como en todo Slam, ha habido sorpresas, tanto positivas como negativas.

Lo que no es una sorpresa es la presencia de Naomi Osaka (4ª ranking WTA) y de Petra Kvitova (6ª ranking WTA) en la final femenina. El nivel mostrado por ambas durante las dos semanas ha sido excelente y su plaza en la final está más que justificada. Y al igual que el año pasado, la que salga como campeona se encontrará como futura líder del ranking WTA.

Petra Kvitova (8/3/1990) llegaba como una de las principales candidatas al título tras levantar el trofeo de Melbourne en el primer torneo femenino del año. Potente con la derecha y el servicio, ha avanzado rondas sin dejar un ápice de duda o incertidumbre. En primera ronda, superó a Magdalena Rybarikova, después a Irina Begu, Belinda Bencic y la joven Anisimova. En cuartos derrotó a Ashley Barty (finalista en el torneo de Sídney) y en semifinales, a la gran revolución del torneo, la estadounidense Danielle Collins. Todos los partidos los ha ganado por dos sets a cero y han durado en torno a la hora y diez minutos de partido (excepto en semifinales, 1h 36m). En total, llega al partido más importante con 7 horas y 13 minutos de juego en pista. 

Naomi Osaka (16/10/1997) también llegaba como candidata al título, todo como consecuencia del gran nivel de tenis que ofreció durante el pasado año 2018. Con su solidez en el fondo y su garra, ha sido capaz de alcanzar su segunda final consecutiva de Grand Slam. Superó a Linette, Zidansek, Su-Wei Hsieh y Sevastova en la primera semana de torneo. Y en la segunda semana ha superado a Elina Svitolina y a Karolina Pliskova. Suma en pista un total de 9 horas y 51 minutos: 2 horas y 38 minutos más que Kvitova. Sin embargo, el cuadro de la japonesa ha tenido mucha mayor dificultad que el de la checa, pero pese a eso, ha conseguido ganar cada partido. 

Kvitova explotó en 2011. En ese año, consiguió ganar Wimbledon a Maria Sharapova por 6-3 6-4, y ganó el WTA Tour Championship. Al acabar el año, ocupaba el segundo puesto del ranking mundial femenino. En 2014, repitió en Wimbledon y cumplió en la final ante Eugenie Bouchard 6-3 6-0.                                                                        Osaka ha explotado en el 2018. Ganó Indian Wells ante Daria Kasatkina en la final por 6-3 6-2 y conquistó el US Open, en una de las finales más recordadas en la historia, por la polémica entre el juez y Serena Williams. Finalmente venció a la estadounidense por 6-2 6-4.  Por lo tanto, ambas tenistas saben lo que es disfrutar del sabor de un Major, y seguro que quieren repetirlo.

Y en lo que se refiere al Head To Head (H2H)... es uno de los motivos por los que hay que ver la final: va a ser el primer enfrentamiento directo entre ambas tenistas, la checa y la japonesa nunca se han enfrentado, y la primera vez que lo van a hacer va a ser para disputarse el cetro del tenis mundial femenino.

Así pues, difícil será encontrase con un mejor plan que disfrutar de la final femenina del Australian Open 2019 entre Osaka y Kvitova, dos de las tenistas más en forma del momento, y que competirán por liderar el ranking WTA por primera vez en su vida. 7 años de edad separan a ambas jugadoras, pero solo dos sets les separan de la gloria. El morbo está servido.

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