A poco menos de veinticuantro horas de la semifinal entre Alexander Zverev y Pablo Carreño Busta, a la lejanía de la burbuja instalada en el US Open, atiende el teléfono una de las voces más autorizadas del tenis mundial y formador de Carreño Busta: Javier Duarte Roca.

Las manos de “Dudu”, como se le conoce, han esculpido las carreras de exestrellas del firmamento de la ATP como Àlex Corretja, #2 ATP y dos veces finalista de Roland Garros; Alberto Berasategui, #9 ATP y finalista de Roland Garros; Carlos Costa, #10 ATP; Tommy Robredo, #5 ATP; entre muchos otros tenistas de élite.

Además, fungió como jefe técnico de la Real Federación Española de Tenis y capitaneó el barco de la Armada Española que trajo a puerto la primera Copa Davis en el 2000.

'Dudu', capitán de la España campeona de Copa Davis | Foto: ElPeriódico
'Dudu', capitán de la España campeona de Copa Davis | Foto: ElPeriódico

Al otro lado del Atlántico, el adolescente por el que Duarte apostó hace 11 años para becarlo, en contra de quienes no le veían futuro, y formarlo como tenista y persona, en el Centro de Alto Rendimiento ubicado en Sant Cugat del Vallés, Cataluña, se juega en unas horas el pase a la final del Abierto de Estados Unidos.

“Yo estaba trabajando con Tommy Robledo cuando llevé a Pablo a la Real Federación Española de Tenis. Lo cogí con 18 años y estando 780 ATP. Dejamos de trabajar cuando tenía 25 años y en el número 49 de la ATP”, recuerda Duarte. “Fue una experiencia muy bonita porque es un chico muy aplicado, sin ningún tipo de problemas personales. Los recuerdos que tuve con Pablo son excelentes.”

La progresión de Carreño con Duarte como entrenador fue muy exitosa: desde jugar Futures a pasar por un año en el que ganó 7 Challengers. “Fuimos subiendo juntos y realmente fue una experiencia muy positiva”.

La dupla Carreño-Duarte en acción | Foto: Javier Segovia
La dupla Carreño-Duarte en acción | Foto: Javier Segovia

Durante ese tiempo sólo “tuvimos un problema que tuvo en la espalda de una herida discal y estuvo parado 6 ó 7 meses porque no encontraban el problema. Los médicos no querían ser agresivos y no querían operarle”. Finalmente, después de probar una medicina menos agresiva se decidieron a operarlo y todo el proceso fue exitoso. Sin embargo, el caprichoso deporte que es el tenis le puso a la mancuerna Carreño-Duarte la piedra más complicada en su camino.

“Fue nuestro momento más difícil. Le costó bastante volver a coger la forma y ahí estuvo un poquito digamos como depresivo. Fue el momento psicológico más difícil de la época de su formación. Después de esto el cauce volvió a la normalidad”.

La aportación a su carrera

A pesar de que Carreño Busta, a decir de Dudu, “jugaba más o menos bien”, su falta de experiencia internacional jugó, inicialmente, en su contra. Como se construye una casa, Duarte se encargó de construir cimientos sólidos.

“Enseñarle un poco todo; las alturas, entender bien el juego del tenis porque jugaba siempre a un mismo ritmo y estilo. Le aportamos el cambio de altura y el cambio de velocidades. Sobre todas las direcciones y descubrir lo más elemental del tenis. Hay mucha gente que le pega a la bola, pero no sabe jugar al tenis. Esta fue la aportación académica”.

La gran virtud del hombre que buscará su primera final de Grand Slam “ha sido ser una persona aplicada y con ganas de aprender. Entendió que debía tener más movilidad, más nervio e intensidad en todo lo que hacía. Ahora viéndolo por televisión estoy muy contento y orgulloso de lo que veo”.

Más allá de una cuestión técnica y táctica, la receta del éxito de Javier Duarte, como la de gran parte del tenis español es la fortaleza mental. “A mí me encanta trabajar con todos los jugadores que he tenido el tema de la cabeza: que sepan luchar y no tirar los partidos, es decir, mentalmente ser un jugador fuerte”.

Con la objetividad que otorgan las décadas de estar lidiando en lo más alto del tenis mundial, Duarte es puntual al describir a su expupilo. “Si tú lo ves te puede gustar más o menos cómo juega, pero no tiene ningún agujero importante en su juego. Los jugadores que no tienen un agujero de atrás tienen mucho ganado. Posteriormente, la ATP te forza a sacar bien y tener una buena derecha que en resumen es el engranaje perfecto de Pablo: poca fisuras y notable en todo su arsenal de juego”.

Previo al duelo de Cuartos de Final contra Denis Shapovalov (#17 ATP), las casas de apuestas daban como favorito al joven canadiense.

No obstante, casi cinco horas y cinco sets después del primer punto, Pablo Carreño firmó, por segundo año consecutivo, la victoria para acceder a la semifinal en Nueva York.

La clave de que Pablo pudo ganar este partido es “que puede jugar 4 ó 5 horas al mismo nivel”, asegura Duarte. “Jugadores como Medvedev, Zverev o el propio Shapovalov, en algún momento determinado durante un set o set y medio, jugando a su máximo nivel pueden estar un grado por encima de Pablo. El problema es que cuando no juegan al 100%, Pablo va a estar jugando al 90% todo el tiempo. Para él es normal jugar con un ritmo, no tiene problemas porque acepta cuando comete errores”.

Duarte cree que los jugadores de la Next Gen se consideran “mejores” que Carreño Busta lo cual termina favoreciendo a su exjugador. “Sabía que debía estar muy serio y llevar el partido como lo llevó: muy igualado. Entonces ahí puede pasar cualquier cosa”.

Una oportunidad para hacer historia

El historial entre Carreño y Zverev es corto y favorece al alemán quien salió victorioso (ATP Masters 1000 Miami, 2018) en el único encuentro que han disputado.

El partido presenta “dos situaciones” para Duarte. La primera involucra las condiciones que imponga Zverev con su saque. “Si Zverev está mal con el saque será la oportunidad para Pablo, pero si Zverev saca bien, no comete dobles faltas y está muy centrado creo que tiene alguna posibilidad más”.

La segunda situación que dictaminará el resultado es “la velocidad del juego” donde tanto la rapidez del rally-ball que quiera imponer Zverev como la paciencia para trabajar los puntos inclinará la balanza. “No creo que pueda desbordar a Pablo porque para hacerlo hay que jugar muy bien y dudo que Zverev pueda hacerlo de manera constante durante cinco sets”.

La mesa está puesta para que este viernes la burbuja del US Open conozca quién se disputará el trofeo de una peculiar edición sin público.

Y a la lejanía, Javier Duarte sufrirá, aplaudirá, criticará y, sobre todo, disfrutará ver en una semifinal de Grand Slam a Pablo, su hechura.