Es cierto que algo así es difícil de comentar, pero puede que la final masculina del Abierto de Australia 2022 sea la mejor que algunos recordemos en mucho tiempo. El partido parecía casi acabado tras el segundo set, que se lo llevó en un tie-break Daniil Medvedev, pero Rafa Nadal supo reponerse para acabar ganando por 2-6 6-7 6-4 6-4 7-5 en casi 5 horas y media de lucha en Melboune Park.

Al igual que en la mayoría de duelos en este torneo, sería el manacorí quien serviría en primer lugar, en un juego que se alargaría hasta los siete minutos intuyendo lo que sería ese encuentro.

Rafa aguantaría el primer arreón del ruso, en un partido que al disputarse de noche, notaría el español el bote más bajo de la pelota, lo que ayudaba  a su oponente, en su segundo duelo nocturno en lo que iba de torneo.

El moscovita no estaba agusto con los intercambios largos y le molestaba el momento de su servicio. Puso un ritmo más que incomodó al tenista manacorí que luchaba entonces por hacer historia.

Por algún extraño motivo, no estaba tan cómodo como de costumbre con su revés, fallando más de lo habitual. Sería el ruso quien avisó con dos bolas de  rotura en el tercer juego, pero ambas fueron salvadas con una subida a la red y un gran punto con su servicio, respectivamente.

Daniil seguía siendo un frontón desde el fondo de la pista, y Nadal no estaba cómodo, sudando más de lo habitual y pidiendo en más de una ocasión al recogepelotas la toalla para secar la pista.

El público no disimulaba que su favorito era Nadal, que con mucho sufrimiento seguía estando por delante en el electrónico, aunque poco después sería el ruso el que rompió a su favor en el quinto juego.

Esa rotura dolió bastante, mas aún siendo en blanco. Por aquél entonces Nadal llevaba más de una decena de errores no forzados por apenas cinco de su rival. No acertaba el manacorí al encontrarse cerca de tres metros por detrás de la línea del fondo. No le quedaba otra si quería devolver de alguna manera los misiles de Daniil al otro lado de la red.

Una segunda rotura en blanco parecía aumentar la sangría, facilitada además por dos dobles faltas. Rafa respiró ligeramente al anotarse el primer juego del segundo set acabando de esa manera de una sequía de cinco juegos seguidos para el ruso.

Nadal seguía sofocado mientras su rival no parecía inmutarse ni en los descansos, sin parar, y con lo que parecía ser una marcha más, silenciando de alguna manera a algunos críticos que le abucheaban en la Rod Laver Arena, escenario de la gran final.

Pasando de la hora de duración, el manacorí volvió con su primera rotura del duelo haciendo estallar al público presente. El resultado entonces sería de 4-1 y un intenso intercambio de cuarenta golpes podía hacer cambiar la dinámica del encuentro.

Sirvió Medvedev para el cuatro iguales, pero falló, y con el 5-3 Rafa Nadal levantó hasta cuatro pelotas de rotura, si bien con la quinta no pudo. Rafa se aseguró el tie-break en el peor de los casos encontrando un buen recurso como era el de las dejadas sacando a Daniil de su mejor punto.

Rafa marcó el camino de ese tie-break hasta llegar al 5-3, momento en el que llegaron hasta cuatro puntos del tirón para el de Moscú, incluyendo un revés al alcance de muy pocos.

El balear había levantado hasta entonces en su carrera tres veces, pero ninguna en una final de este nivel, y hoy Nadal cambió las estadíaticas. Aún con la cara desencajada en el sexto juego del tercer set, que sonaban casi más a punto de partido que otra cosa, remontó para poco después no fallar con un buen passing que le otorgaría el 5-4. Justo después recortó el ruso que por ese punto del partido empezaba a enfurecerse con el público allí presente al ver como se alegraban de sus errores que favorecían al manacorí.

El estado físico de los tenistas fue clave para otorgarnos una final de ese nivel. Ambos estaban igual de exhaustos, y Daniil pidió la presencia del fisio tras llevarse el primer juego del cuarto set. Nadal agudizaba aún más con el dolor del ruso en el siguiente juego, en el que empataría a uno en diez minutos. Pero el público presente iba mayoritariamente a favor del español.

Tres roturas consecutivas

Una doble falta de Medvedev, que llegaba tarde a impactar las pelotas, le daría la delantera al de Manacor, pese a resucitar al rato el ruso.

En la séptima bola de rotura el balear tomó la delantera confirmándolo a continuación, con 4-2 arriba. Cada juego que pasaba era una absoluta agonía, y Nadal sería el primero que dispuso de una ocasión para igualar a dos sets con el 5 a 3, pero no pudo aprovecharla. Sí lo haría en el juego inmediatamente a continuación mientras el ruso explotaba contra parte del público asistente que molestaba entre punto y punto, hasta el punto de comentarle textualmente al juez de silla “Tienes que decir algo más que ‘por favor’ porque son unos idiotas”.

El público continuó estorbando el desarrollo del juego hasta el punto de llegar una amenaza seria por parte del juez de silla de echar del estadio al público si continuaban los pitos. Medvedev estaba fundido físicamente y le tocó recurrir de nuevo al fisioterapeuta para continuar disputando el partido.

A continuación rompió Nadal manteniendo esa renta hasta llegar al 5-4. Fue entonces cuando llegó la presión de lograr la gloria y romper los libros de historia imponiéndose por 7-5 en ese set e imponerse en la final del primer Grand Slam del año.

Último punto del torneo. / Fuente: Australian Open TV