Gran tarde de tenis nos brindaron los españoles Alcaraz y Ramos en una brillante tarde de tenis para los espectadores que vieran el duelo desde casa o bien desde la Simmone-Mathieu, llena para vivir un duelo para el recuerdo.

Pese a parecer antes del inicio que podría ser una victoria medianamente fácil para el tenista de El Palmar, no sabía que delante tendría a un Albert Ramos que realizó, sin ningún atisbo de duda, el partido de su vida, llegando a tocar prácticamente la victoria, pero ni tan siquiera eso sirvió para derrotarle, cuajando un duelo muy difícil de mejorar con un resultado de 6-1 6-7 5-7 7-6 6-4 en ni más ni menos que cuatro horas y 38 minutos que los espectadores han agradecido amortizando bien su entrada.

Ni el más pesimista de los espectadores, tras ver el final del primer set, pudo presagiar lo que vendría en breves instantes. Carlitos salió como si no hubiese un mañana a dar continuidad a su racha de golpes ganadores que conseguía de manera recurrente. La apisonadora que solemos ver últimamente aparecía en la tercera pista en importancia del Grand Slam parisino, para dar la sensación de poder con todo. Albert aguantó un buen rato el chaparrón, consciente que debía variar su modo de juego. El nivel de juego de Carlitos no siguió al máximo todo el duelo, y a la mínima que bajó el acelerador, se topó el murciano con un tenista que tenía un buen repertorio de ideas que buscaban asaltarle.

Ya en el segundo set se observó ligeramente un cambio de rumbo, teniendo varios problemas Alcaraz, sobre todo, de revés, y ausencia del timing al que nos tiene acostumbrados y hace gala. Lo que solían ser golpes ganadores fáciles eran entonces errores y desconfianza que se acumulaba en él. Pese a ello, tuvo opciones de break y el hecho de no poder aprovecharlas fue una losa moralmente. Entró en un bucle de restos largos con el drive, reveses que sin saber cómo se quedaban en la red e imposibilidad de juego neutro ante el acierto tremendo de Albert en absolutamente todos sus tiros. Se llegó al tiebreak en el que los pequeños detalles decantaron la balanza del lado de Albert.

En la raqueta de Alcaraz estuvo el set pese a bajar claramente su habitual nivel y, lejos de reaccionar en el tercer set, su nivel bajó algo más incluso. En el inicio encajó una rotura y la recuperó por dudas de su contrincante. Las opciones de rotura no podía aprovecharlas y el murciano no lucía tanto el tenis que nos tenía acostumbrado desde hace tiempo. Los intercambios eran muy intensos, pero no estaba cómodo Carlitos, sin acelerar la pelota y viendo que no podía desbordar a un Albert al que terminó decantando de su lado la balanza con un break en el duodécimo juego.

El drama llegó a la pista

Ya en el cuarto set el drama quiso abrirse paso en el encuentro. La situación llegaba a un punto de no retorno casi en el décimo juego, al lograr Albert la rotura en el juego justo anterior. El rostro de Alcaraz mostraba tensión, aunque luchó hasta el final encontrando los espacios pertinentes. Ramos dio un breve paso atrás, esperando que los errores de su rival siguieran cayendo, para sus intereses, evidentemente. Pero lejos de pasar lo que él deseaba, Alcaraz volvió a demostrar por qué es un tenista tan especial.

Salvó una situación límite y tuvo claras opciones de ganar el set en el duodécimo juego, aunque siguió con errores de revés. Pero entonces empezó a cambiar su movilidad en las piernas, su lenguaje corporal era distinto y todo ello encajó a la perfección en un cuadro en el que al final, el nacido en El Palmar, mostrara el tenis necesario para frenar a su oponente. Fue entonces cuando, en el tie-break, sacó su mejor versión en todo el duelo para llevar al quinto.

No se rindió Albert

No estaba dispuesto a rendirse tan fácilmente el nacido en Mataró, si bien es cierto que vio como los dos juegos iniciales se iban para Alcaraz, encadenó tres juegos consecutivos elevando su nivel. Sacó con solvencia su saque y recuperó el break con un punto mágico que tardará en olvidarse para los que lo vieron. Esa máquina funcionaba como debía y, llegó un nuevo break en el séptimo juego. Pero no había un momento plácido en el encuentro.

Una vez más emergió Albert Ramos para igualar a 4. La manera en la que Alcaraz logró la rotura, tras desperdiciar un 15-40, logrando luego otra ventaja y mostrando otro punto de los que quedan guardados sobre la pasta de la que está hecha el jugador murciano, sobreviviendo a las embestidas de Ramos que falló una volea más o menos clara y entregando a su rival el servicio. De esa manera, acababa un partido que ninguno de los dos podrá olvidar en un corto espacio de tiempo, aunque Alcaraz deberá cambiar pronto el chip y pensar el próximo duelo ante Korda, que se deshizo en tres sets de Gasquet en un partido que superó, por poco, las dos horas.