Luego de un bicampeonato y con jugadores que ya en su momento acariciaban el sueño europeo, León estaba de vuelta en el futbol mexicano como equipo grande y protagonista.

10 años en la oscuridad fueron suficientes para que los 'Panzas Verdes' retomaran esa furia y afilaran las garras para lucir en el máximo circuito, lugar al que pertenecen con 7 títulos.

A la directiva encabezada por Jesús Martínez Murguía no se le podía reprochar algo. Se había logrado el ascenso, de inmediato 'la Fiera' se coronó y no tienen más problemas porcentuales; sin embargo, toda dirigencia tiene flaquezas y debilidades. 

Contratar a Juan Antonio Pizzi fue apresurado. Tras la renuncia de Gustavo Matosas, la salida de Rafael Márquez, la lesión de Luis Montes y la baja de juego de algunos futbolistas fundamentales en el equipo, León necesitaba de un estratega conocedor del ambiente y del día a día en el balompié nacional. El argentino no cumple con las características y, aclaro, no por ello es un mal técnico.

"No encuentro explicaciones, he probado de todo, he tratado de volcarlo todo lo que conozco en los aspectos, en lo anímico y futbolístico. No le puedo echar la culpa ni a la actitud", señaló el timonel argentino luego de la derrota de León a manos de Atlas. Yo sí le encuentro una explicación: desconocimiento de sus jugadores, del entorno y del futbolista mexicano.

Dos campeonatos con Universidad Católica y San Lorenzo en 2010 y 2013 respectivamente están en el currículo de Pizzi, nadie niega su potencial como entrenador; sin embargo llegar a un país 15 años después ahora como entrenador, no es sencillo. Que te armen un equipo y te lo entreguen sin conocer siquiera al 10 por ciento del plantel es inadmisible. Los resultados están a la vista, León es penúltimo de la tabla general con 13 puntos y está eliminado de la Liguilla a dos fechas que termine el torneo. 

Reto será para Pizzi armar un buen equipo y encarar el Apertura 2015, mientras tanto, en el Clausura ha pagado su derecho de piso