Tres torneos consecutivos sin calificar y una serie de cuestionamiento acerca de los fichajes que hacen en la Noria, esos, entre otros problemas se le han cargado a la responsabilidad de Agustín Manzo, director deportivo de Cruz Azul.

No todo es la responsabilidad del directivo, las contrataciones que llegan al equipo pasan por diferentes personas antes de llegar a un acuerdo y firmar contrato.

Una de las cosas de las que se le puede culpar, es la supuesta participación de promotores en la elección de refuerzos y que a los entrenadores que han pasado por la Máquina, no se les ha permitido traer a los hombres que embonen en sus respectivos esquemas de juego.

El respaldo que se le dio a Luis Fernando Tena durante su etapa como entrenador fue la correcta, pero en la elección de su sustituto se observó precipitación y, a pesar de haber sonado nombre a con una envergadura  de nivel internacional, llegó Sergio Bueno, quien no tiene un gran cartel ni había tenido experiencia al frente de un equipo con convocatoria nacional como Cruz Azul.

Se viene otro año muy largo para la institución, tras un año para el olvido, éstos tendrán que que verse inmiscuidos en la parte media-baja de la tabla porcentual, situación que hace mucho no ocurría, ni pasaba por la cabeza de los cementeros. El papel de director deportivo que hoy desempreña Manzo, tendrá que tomar mayor relevancia y decidir de manera correcta en todas las decisiones en el tema de refuerzos.

Lo que a Cruz Azul le vendría bien, y no solo por Manzo, es la reestructura de la plana directiva; ésto con el afán de calmar las aguas con los aficionados y acallar todas las criticas que atañen en las oficinas de la Noria, cuestionamientos que distraen a los jugadores y que traen mayores dudas respecto al trabajo del entrenador en turno.