Por más que uno quisiera verlo de otra manera, por más que se haya armado un cuadro competitivo (en teoría) y por más que la afición quiera ser optimista, no hay otra forma de ilustrar lo que pasa actualmente en la Madriguera: hay una crisis real y palpable en el Atlas. El equipo no sólo no gana, sino que ni siquiera compite y, en sólo dos jornadas, ya perdió dos de los partidos más importantes del Clausura 2021.

Primero fue Monterrey, un equipo sumamente poderoso y contra el que los Zorros se jugaban el doble de puntos en el tema porcentual. Una derrota era presupuestable, y si bien se esperaba que el conjunto tapatío pudiera sacar un resultado positivo al jugar en casa, lo que se recriminó tras caer por 0 - 2 fue la poca actitud y entrega de los futbolistas, que en ningún momento mostraron urgencia por tratar de ir al frente, a pesar de verse abajo en el marcador desde el primer minuto.

Tal vez no sea cuestión de actitud, pues, si se preguntara por este aspecto en una rueda de prensa, seguramente Diego Cocca diría que sus jugadores demuestran mucha hambre y ganas de superarse en cada entrenamiento, aunque esto no termine por reflejarse en la cancha. En cualquier caso, la falta de idea futbolística es evidente, pues cualquier intento de avance rojinegro se corta de tajo apenas se ingresa al último tercio de la cancha, y casi nunca por buenas acciones de la defensa contraria, sino porque la producción ofensiva es prácticamente nula.

Pero las alarmas realmente se encendieron tras el juego de este domingo ante Gallos Blancos. Sin volumen de juego, sin argumentos para ir a ganar un partido fundamental en la lucha por el no descenso (no pagar 120 millones de pesos, a efectos prácticos), Atlas volvió a depender de la figura de Camilo Vargas para no perder toda esperanza desde muy temprano. Aún así, un gol de otro partido por parte de 'Chico' Aragão al minuto 87' fue suficiente para que los tapatíos hicieran lo que llevan haciendo desde hace más de un año: morir de nada, sin dar batalla y, en última instancia, sin ilusionar a nadie más que a los rivales.

Caraglio y Malcorra: Cuando la enjundia no es suficiente

Una de las historias más sonadas de la pretemporada fue el regreso de Milton Caraglio a la Furia. Y es que, en un momento en el que 'la Fiel' le pide a los jugadores que sientan la camiseta, el argentino puso de su bolsillo y le pidió a Cruz Azul que le permitieran salir libre para volver con el Rojinegro. Eso, sin duda, demuestra ganas de pertenecer a la institución.

El problema es que, dentro del terreno de juego, las ganas no son suficientes. Junto al ya mencionado Camilo Vargas, Caraglio y Víctor Malcorra fueron los únicos futbolistas que, en su visita a Querétaro, mostraron hambre por querer llevarse un resultado a favor. Sin embargo, cuando el equipo no acompaña y las posibles jugadas de gol mueren incluso antes de su génesis, toda la enjundia del mundo no hará una diferencia.

Por una parte, Malcorra es un jugador al que le conocemos su capacidad de desequilibrio por el costado izquierdo. No obstante, en su afán por aportar algo a la pobre generación de juego del equipo, el volante termina por desesperarse (o eso aparenta) y recorrerse al centro del campo, lo cual termina por 'amontonar' gente en una zona que, de cualquier manera, continúa carente de incisión ofensiva. A final de cuentas, lo más peligroso que se generó desde ese sector en el segundo tiempo fue un disparo de larga distancia del propio Víctor.

En cuanto a Milton Caraglio, sabemos que es un centro delantero puro, un hombre de área que, si bien puede generarse algunas jugadas, depende de que su equipo haga llegar la pelota a sus botines para crear peligro. Ante Gallos Blancos, vimos al 'Tanque' botarse incluso hasta la zona de los contenciones para tener contacto con el esférico, esto debido a que nadie era capaz de dejarlo en posición de remate. Aun así, Milton fue el hombre que más preocupó a la zaga albiazul.

¿Se necesita que más jugadores se sacrifiquen tanto como Caraglio y Malcorra? Definitivamente. ¿Esto será suficiente para revertir la situación en Atlas? De ninguna manera. Cuando la idea de juego y la fineza para ir al frente no se manifiestan, la actitud y ganas de ayudar al equipo no podrán, por sí solas, conseguir un cambio de la magnitud que necesitan los Zorros.

Al final, parece que la cantera no es la solución

Durante el Guard1anes 2020, una de las exigencias más comunes por parte del aficionado atlista era que, si los extranjeros y otros titulares inamovibles no demostraban ganas por conservar sus puestos, fueran reemplazados por canteranos. En la 'Fiel', había un sentimiento casi homogéneo de que, al venir de fuerzas básicas, los más jóvenes iban a dar todo por la camiseta y harían más que otros jugadores por revertir la crisis. Este domingo, esta esperanza también comenzó a tambalearse.

Cocca ya lo había advertido en alguna ocasión: "Es muy difícil exigirle a un juvenil, pedirle que solucione un problema y que sea el que saque el equipo adelante". Contra Querétaro, sin embargo, el estratega se vio obligado a echar mano de los académicos y, de hecho, el Rojinegro terminó el partido con cinco canteranos en la cancha.

¿El resultado? Ninguno de ellos pesó en el juego. En las laterales, Diego Barbosa y Luis Reyes disputaron los 90' minutos, y mientras que Barbosa pasó sin pena ni gloria, el 'Hueso' estuvo mandando centros sin sentido ni peligro durante toda la noche. Por otra parte, Jeremy Márquez, Ozziel Herrera y Christopher Trejo entraron como revulsivos, pero ninguno de ellos pudo cambiarle la cara a un equipo que, desde el vamos, lucía sin opciones de competir.

Problemas hay muchos, todos ellos muy graves, y las aparentes soluciones se diluyen conforme pasa el tiempo. El cambio deberá ser radical y casi instantáneo, ya que, en la jornada 3, Atlas recibirá a Tigres, y jugando como en los dos primeros partidos, no existe un escenario en el que la Academia pueda imponerse a la Autónoma de Nuevo León.