Detrás de unas cortinas de tinieblas manchadas con un mal funcionamiento, se escondían lesiones, jugadas de gol en contra, desatenciones y un puñado de yerros que no tenían receptor. 

Un telón aguardaba la pieza teatral, con la posibilidad de anunciar que se dividiría en dos actos, en dos actos totalmente diferentes

El primer acto a nadie sorprendió: un equipo aterrorizado buscando migas de resultados, un equipo incapaz de soñar o de ofrecer herramientas diferentes, un equipo que veía correr el reloj, pero solo esperando que la arena se agotara para poder celebrar un empate.

El colmo aterrizó en la portería, un absurdo que llegó en dos momentos distintos, primero con la herida del gol en contra, y luego con la llaga que aquejaba el semblante del arquero titular, y, con ello, lastimaba la poca esperanza que se escondía en la sonrisa del espectador.

Los aficionados esperan ansiosos cada fin de semana para ver a su equipo, pero luego esperan a que el tiempo se termine pronto, para no hacer crecer la pesadilla en contra, para no sufrir tanto o no quedarse al borde del colapso del estrés. 

Incluso el espectáculo tuvo un paréntesis de distracción, un paréntesis que se adorno con un acento que se levantaba del piso, luego de una desafortunada caída del silbante, caída que también puede entenderse desde varios ejes.

Sin embargo, el segundo acto mostró otra faceta: hubo más posesión, más disparos, aunque aún el entorno seguía carente de ideas. El conjunto predeterminado para la representación actoral tenía buenas intenciones, tenía ganas, pero tenía pinta de novato. 

En la portería, el suplente, con muchos años a cuestas, entraba al encuentro dubitativo y desconfiado. Siempre es bueno recordar que un juego se gana de atrás para adelante. 

Era momento de cambiar la situación, era momento de buscar algo diferente, pero aún no se encontraban esos elementos que te los podían ofrecer

En los minutos finales, bajo una jugada ensuciada por los rebotes y las desatenciones defensivas del visitante, el sello de la discordia necaxista aprovechó el hambre de quien no se alimenta desde hace tiempo, y mandó su grito desencajado al fondo de las redes. Dos goles en el torneo, o lo que es lo mismo, dos goles en los últimos dos años; rescató un punto en los últimos minutos, o lo que es lo mismo, no pudo evitar que se perdieran dos valiosos puntos; ha firmado el 33% de los puntos de Necaxa en el torneo, o lo que es lo mismo, Necaxa ha dejado ir el 71% de puntos posibles

Después de todo son perspectivas, perspectivas que la afición confundida ya no sabe discernir; después de todo, lo único claro es que siempre habrá dos formas de ver al vaso, y con el de ayer aún no hay claridad sobre si terminó medio lleno o medio vacío.