Corría la jornada diez del torneo Clausura 2009, Atlas llegaba al Clásico ubicado en el cuarto lugar dentro del grupo C con 12 puntos. Por su parte, Guadalajara se encontraba en la segunda posición del grupo B con la misma cantidad de puntos. Con un equipo plagado de canteranos como Édgar Pacheco, Jesús Paganoni, Darvin Chávez, entre otros, los Rojinegros quedaron en desventaja desde muy temprano, pues el arquero Francisco Canales se hizo expulsar en el primer tiempo.

Tras una segunda mitad donde la heroica defensa Rojinegra, junto al entonces cancerbero debutante Alejandro Gallardo, no dejó pasar ninguna bola que amenazaba con adentrarse a la meta del Paradero, el Atlas del Bigotón La Volpe encontraría una dulcísima recompensa al esfuerzo demostrado.

Carnaval Rojinegro

Llegó el minuto 44 de la segunda mitad, Pacheco se dispuso a cobrar un tiro libre por la banda de la derecha cuando, dentro del área, Héctor Reynoso detuvo a Ismael Fuentes quien inevitablemente cayó a la grama del coloso de la Calzada Independencia. Fue entonces cuando Marco Antonio Rodríguez hizo sonar el silbato mientras la Fiel gritaba de alegría.

El elegido fue Bruno Marioni, quien, con su potente pierna zurda, engañó a Luis Michel, mientras la tribuna Rojinegra se caía de jubilo. Así, el Barullo gritó, la Fiel cantó y la cerveza formó parte del éxtasis de la Academia. "Fue un partido en el que se sufrió, nunca se bajaron los brazos, se luchó y se aguantó. Con todo el nerviosismo y la excitación del momento agarré el balón, tomé la decisión de patear el penal cruzado, Gracias a Dios entró y se desató una alegría inmensa", llegó a mencionar el capitán Marioni.

Bruno Marioni celebra un gol
Bruno Marioni celebra un gol