Luego que Adrien Broner perdiera su cetro mundial en la báscula al no poder marcar las 140 libras en su último combate, el título mundial Superligero de la AMB quedó vacante, para que el escocés Ricky Burns y el italiano Michele Di Rocco se enfrentaran con el fin de encontrar al nuevo campeón mundial.

Burns llegó a la pelea con miras a hacer historia, para intentar convertirse en el primer boxeador escocés en conquistar tres campeonatos mundiales en tres divisiones diferentes, luego de haber sido monarca de los pesos Superpluma y pesos ligero.

Para cuando la pelea estelar iba a dar inicio, el SSE Hydro de Glasgow ya lucía lleno. El primer asalto fue bueno para el italiano Di Rocco, en donde complicó al púgil local. Pero Burns no permitió más daño y en el segundo round, comenzó a soltar peligrosos cruzados para hacer tambalear a su rival.

El italiano resintió el daño en el tercer asalto, cuando por primera vez en la pela visitó la lona, pero sin mostrar debilidad se levantó para continuar con el combate, pero el daño estaba hecho para que Burns comenzará a enfilarse a una victoria.

Conforme el cansancio se apoderó de ambos pugilistas, las carencias de Di Rocco comenzaron a ser más evidentes, hasta que en el octavo episodio, Burns volviera a mandar al piso a su rival. Burns volvió a levantarse, pero ante el mal estado que se encontraba, el réferi optó por detener la pelea para dictaminar la victoria al nuevo campeón superligero Ricky Burns.

De esa manera ‘The King’ Di Rocco sumó su segunda derrota de su carrera y su primera chance de logar un cetro mundial. Mientras que Burns llegó a las 40 victorias y de paso convirtiéndose en el primer escocés en lograr títulos en tres divisiones distintas.

Burns había logrado si primer título del orbe en 2010, en la división superpluma cuando venció a Román Martínez; mientras que el segundo llegó un año después ante Michael Katsidis en los pesos ligeros, cinto que terminó perdiendo ante Terence Crawford.