El estadio Ciudad estaba vestido para la ocasión. A pesar de que se jugó un partido del Súper 20, no fue un encuentro más y el clásico que sostuvieron Quimsa y Olímpico fue atrapante y hasta parejo en los minutos finales. El hecho de que ambas parcialidades concurrieron a la cancha, le otorgó un colorido diferente y arrojó un mensaje que debe trascender a la esfera basquetbolística: rivales, pero no enemigos.

Si bien es cierto la Liga Nacional vive un momento de preparación para lo que será la temporada regular del básquetbol argentino, todos los equipos compiten con uñas y dientes para quedarse ubicados en la mejor posición y llegar a las fases finales. ¿La razón? Es que hay dos plazas disponibles para acceder a la Liga Sudamericana. Justamente, los intérpretes de ayer tienen experiencia: Olímpico jugó la temporada pasada la fase de grupos, mientras que la Fusión cosechó el título sudamericano con Carlos Romano.

En el primer tiempo, el conjunto dirigido por Hernán Laginestra salió a matar a Quimsa no sólo en cuanto a actitud sino también en el aspecto táctico porque tuvo un orden en ataque y un "cerco" reboteador implacable en ambos cestos. Maximiliano Stanic y Guillermo Díaz se complementaron en la diagramación de las jugadas y se mostraron efectivos en las asistencias, como así también en los lanzamientos a media distancia. Está claro que, para esta temporada, Olímpico tendrá uno de los mejores juegos internos de la liga, ya que cuenta con los experimentados Justin Williams y Ramón Clemente. El exjugador de Sacramento junto con el exala pivot de Obras Basket y Ferro fueron claves en la pintura y superaron en el duelo a Roberto Acuña y Novar Gadson. También se anotó en el lote de goleadores Mauro Cosolito, quien fue muy importante con los bombazos desde 6,75. 

Quimsa siempre la remó desde atrás y tuvo que lidiar con una rotación bastante corta por cierto. Esto tiene explicación en la lesión de Torin Francis, en la adaptación de Steven Smith y en la falta de estado físico de Marcus Melvin. Sin embargo, Gadson tuvo un buen partido junto con el Toro Acuña y algunos aportes del perimetral Leonel Schattman sirvieron para encender un gran interrogante en el seno de Olímpico. Así como ocurrió contra Atenas, los dirigidos por Fabio Demti comenzaron el juego con una parsimonia que terminó dando rienda suelta el potencial de la escuadra visitante, hasta que el combinado local se acomodó en el juego y empezó a visualizar los "huecos" que dejó la defensa bandeña. En ese momento, Quimsa apeló a sus individualidades para bajar la distancia que había establecido la visita, ya que si la "hemorragia" continuaba, el encuentro se podría haber definido unos cuartos antes.

Una de las diferencias notables y que se evidenciaron en el juego fue en las bases de ambos equipos: Olímpico logró hilvanar la técnica organizativa de Stanic y Díaz (llevan poco tiempo de trabajo juntos) a tal punto de que cuando se retiraba el bonaerense, inmediatamente el puertorriqueño lo reemplazó con la misma eficacia y no se sintió la necesidad de contar con el exjugador de Boca Juniors. En cambio, y es cierto que tanto De los Santos como Brussino son bases con unas tremendas cualidades técnicas, todavía no se "apropiaron" del equipo, que le pongan su impronta en cuanto a su ritmo e identidad de juego.

En términos defensivos, se lo vio más cómodo a Olímpico fundamentalmente cuando defendió en forma personal a los hombres de Quimsa. Allí, nuevamente, la zona interna se llevó la mayor parte de los flashes al haber contado con un iluminado Justin Williams. El conjunto fusionado sintió la ausencia de Torin Francis y luego del partido, Demti declaró que a su equipo le faltó volúmen de juego.

El partido fue 74 a 70 a favor del negro bandeño. Pero la revancha no se hará esperar y suplicará por otro enfrentamiento entre los equipos que representan el sueño del básquetbol santiagueño.

Las estadísticas del juego