Luego de la categórica clasificación de Boca a la fase de grupos de la Copa Libertadores de América 2015, desde aquí recordamos el último título Continental logrado por el Xeneize. Con Miguel Ángel Russo como entrenador y con un Riquelme intratable, Boca reafirmaría su racha ganadora en terreno brasilero.

El plantel arrancó el año 2007 llevando el peso de un tricampeonato que no pudo ser. Tras de la histórica remontada de Estudiantes en el Apertura 2006 que llevó la definición del torneo a un desempate que consagraría al Pincha campeón, Ricardo La Volpe dió un paso al costado (se fue a Vélez) y de Vélez llegó Russo para calmar los ánimos. Y vaya que lo hizo.

El campeón vigente de la Libertadores era Internacional de Porto Alegre. Para la edición de ese año, Boca integró el grupo 7 y lo compartió con Bolivar, Cienciano y Toluca. Finalizó segundo con 10 puntos, detrás del Toluca y con una diferencia de +6. No fue fácil conseguir la clasificación para los de la Ribera. Empataron con el Bolívar en la altura 0-0 y luegó triunfaron frente al Cienciano en casa 1-0. Parecía ir por buen camino el equipo argentino que después tropezó en México cuando perdió 1-0. En la Bombonera se redimió con un contundente 3-0 frente al Toluca y perdió luego en Perú 3-0. La clasificación estaba complicada para Boca pero no tuvo que sufrir mucho en el último cotejo ya que venció al conjunto boliviano 7-0 en cancha de Vélez.

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A los golpes pero de pie, Boca consiguió el boleto para los octavos de final de la copa. Estaba entero el plantel para afrontar lo que siguió. Era un equipo en el cual marcaban todos. Inclusive Ibarra y Maidana tuvieron una cita con el gol. Palermo y Riquelme parecían haber retomado una vieja relación que los iba a llevar muy lejos.

En octavos estaba Vélez, que pese a la talla de su nombre, no fue rival para los de azul y oro. En la ida se definió todo tras un 3-0 en el que el caricaturesco arquero velezano, Gastón Sessa, inexplicablemente le dejó los tapones clavados en la frente al pobre de Rodrigo Palacio. Riquelme, Palermo y Rodriguez los goles. Para la vuelta el Fortín pudo haber hecho algo más, pero con un resultado sumamente favorable, Boca desplegó su jerarquía pese a que se fue derrotado esa noche del Amalfitani. 3-1 y de cabeza a cuartos.

La ida en los cuartos de final también sucedió con el Xeneize jugando como local. Fue contra Libertad de Paraguay, que se llevó un grato 1-1 para definirlo (o así lo esperaban) en casa y con su gente. El gol de Boca, el interminable Martín Palermo, que hasta esa altura contabilizaba tres gritos sagrados. Y si dudas quedaban de que Boca era ya un serio candidato, la vuelta que pintaba complicada, Riquelme la transformó en sencilla cuando a los 16 minutos y desde la puerta del área, puso a Boca arriba. Diez minutos después Palacio definió la historia.

En las semifinales, a los de Russo les tocó jugar contra la Cenicienta del torneo. Cúcuta de Colombia era el próximo escollo. Salió dispuesto el equipo colombiano de local y se impuso 3-1 para después ir con los dientes a defender lo suyo en Argentina. Fue el debut de Ledesma en las redes en esa copa. Pero si contra Libertad el panorama era oscuro y un mago con la 10 en la espalda lo hizo fácil, en la vuelta, tampoco se podía fallar. Boca ganó 3-0 y los goles los marcaron tres históricos, Riquelme, Palermo- para seguir fortaleciendo la sociedad- y Battaglia, que le dió ese plus sentimental que le faltaba al pase a la final.

Gremio, que había terminado puntero en su grupo, eliminó a Sao Paulo y al Santos, dos pesos pesados. Pero Boca y su mística frente a equipos de Brasil pudo más. En los papeles no era cosa sencilla, pero una vez más, un Riquelme en su mejor versión iluminó el camino. Fue 3-0 en la ida con goles de Palacio, su majestad y uno en contra de Patricio. En la vuelta Boca hizo lo que sabía hacer, jugar al fútbol. Gigante en Brasil, J.R anotó los dos. El primero, un golazo desde el vértice del área y el segundo luego de un rebote tras un remate de Palacio.

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Tal fue la contundencia de Boca que, el resultado global, marcó un nuevo record en la copa. La del 2007 fue la definición con mayor diferencia en el resultado final.

Con uno de los máximos ídolos como estandarte, Boca coronó una campaña extraordinaria. Un técnico que apostó fuerte y que fue respaldado por los jugadores. Futbolístas de nombre identificados con el club, escribieron otra página más en la riquísima historia de la vida futbolística de esta institución.

La ilusión continuaría hasta el 16 de diciembre de ese mismo año. Boca sería subcampeón del mundo tras perder contra el Milan 4-2. De ahí en más fue otra la historia, pero eso quedará para otra ocasión. Una gran copa realizada por una de las últimas mejores versiones del Azul y Oro en los tiempos recientes.

La gran final ante Gremio:

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