El Muñeco lleva dirigidos 99 partidos a La Banda. Sin dudas, el de anoche en Santa Fe fue el peor de todos. No sólo porque por primera vez perdió recibiendo 4 goles, sino porque, por primera vez, miró el encuentro totalmente resignado desde el banco de suplentes, y cómo pasó River desde estar ganando 1-0 a perderlo 4-1, con errores infantiles incluidos. El cuarto gol del Sabalero, que anotó Alan Ruiz tras el obsequio de Barovero, resume la noche millonaria.

Antes del partido, el destino le había hecho un guiño al Millo: habían perdido San Lorenzo y Central, por lo que si ganaba en el Cementerio de Los Elefantes, iba a ponerse a tres de la cima. La chance única para ponerse a tiro. Pero éste River, una vez más, dejó pasar el tren y demostró que no está preparado para soportar la presión de ser candidato.

River perdió una gran oportunidad de sumarse en la lucha por el torneo

Situando en contexto, Colón, de gran arranque, venía de tres derrotas consecutivas y todas por goleada: perdió 4-1 - Godoy Cruz, tropezó 3-0 contra Central y cayó 4-1 ante Independiente. En tres encuentros, 11 goles recibidos y uno a favor. Se desquitó con River.

Las lesiones no ayudan al Muñeco. Tuvo que volver a improvisar la defensa, con Milton Casco (de buen primer tiempo) de 4, la zaga Mammana-Ponzio y Leandro Vega de 3. Si bien Mammana anotó un verdadero golazo (su bautismo oficial en la red), la defensa le regaló espacios al Sabalero permanentemente, y así llegaron los goles (Ruiz pateó con total libertad en el primero, Sperdutti ganó en la pelota parada en el segundo, Ruiz volvió a filtrarse en el área en el 3ro y de nuevo Alan, con el obsequio de Trapito).

En 10', todo se echó a perder. Con tres goles abajo, Gallardo intentó acomodar el medio, que tenía a Domingo sólo, porque Lucho Gonzalez se había retirado (lesión) e ingresado Tabaré Viudez (alteró buenas y malas), Pity Martínez volvió a su etapa de individualismo improductivo y Nacho Fernández, de gran verano, dejó al equipo con 10 en el momento más crítico. Y Alonso, solitario, sólo tuvo una chance que no pudo rematar, en una buena juafa colectiva que tuvo a Viudez como protagonista, con el encuentro 1-1.

Refuerzos que no rinden, un equipo que muta partido a partido, pérdida de indentidad.

Párrafo aparte para Andrés D'Alessandro, quien recién está volviendo de su lesión, y aportó algunos destellos, pero nada más. Todavía no le da el ritmo que River necesita ni la conducción que se espera de él, y tampoco aprovechó el gran tiro libre que tuvo en la puerta del área. Sigue en deuda y la malaria sigue: con el Cabezón, River perdió sus tres partidos en el torneo. Claro está, no es el único responsable.

El Muñeco no encuentra la salida. Su equipo puede responder, como en las goleadas a Quilmes y Trujillanos, o ganar por un error del arquero rival (Independiente); y pasar al otro extremo, como por falta de impericia no ganar partidos claves (Boca, San Pablo); y perder puntos insólitos (Central). Sucede que éste River no tiene identidad, ni sigue un patrón de juego. Mucho pelotazo, y los momentos de lucidez son muy esporádicos y no hay jugadores que cambien la ecuación.

Se viene el partido contra The Strongest en la altura, una gran oportunidad para que el Millo avance en la Copa Libertadores. Pero jugando así, Gallardo sabe, no llegarán muy lejos. Aspirar al campeonato, al cabo de 7 jornadas (con tres derrotas), suena a utopía. El DT no dispone de mucho más material, sólo cenizas del campeón de América, que camina perdido y necesita un cambio de chip urgente para salir del mal momento futbolístico y, sobre todo, anímico. ¿Cómo salir de ésto?