Si bien el torneo es largo y recién acaba de empezar, las eliminaciones en Copa Argentina y Copa Sudamericana obligaban a Independiente a quedarse con los tres puntos en su visita a Junin. No porque no lograrlo significara despedirse de la lucha por el título, sino por el factor psicológico, cada vez más importante en la paridad del fútbol argentino.

El equipo de Gabriel Milito salió con la misma idea de siempre: dominar al rival a traves de la posesión de la pelota, tocar para mover al rival y abrir espacios, y presionar lo más arriba posible para recuperar rápido. Lo hizo en los primeros minutos, pero ante un rival que se sentía cómodo al ceder la posesión del balón, y supo complicar en algunos contraataques.

Milito dispuso un 4-2-3-1 con Juan Sanchez Miño como principal novedad, al lado de Diego Rodríguez. Esto no pasó desapercibido: al situarse el ex Boca a la izquierda del uruguayo, Independiente volcó casi todos sus ataques por ese sector, donde aparecía no sólo Sanchez Miño: también Nicolás Tagliafico, Cristian Rodíguez y Emiliano Rigoni. Por momentos Miño era quien hacía las veces de lateral izquierdo para que Tagliafico apareciera por sorpresa, en lo que ya es un cambio más que notable de la era Milito: el ex Banfield va al ataque una y otra vez.

Pero los ataques de Independiente carecían de sorpresa ante la numerosa cantidad de defensores. Si hubo situaciones de gol, es porque el repligue de los locales era demasiado peligroso. Además, al ir tanto por izquierda, Maximiliano Meza quedaba alejado en la banda derecha. Hasta que el ex Gimnasia rompió los moldes, retrocedió unos metros y centró su posición. Marcó una diagonal y se metió al área con una buena aceleración en el costado izquierdo, tocó para Diego Vera y el uruguayo definió con un taco exquisito. El marcador se abrió cuando la frustración y la falta de ideas comenzaban a preocupar.

En el segundo tiempo, Independiente jugó con la tranquilidad del resultado y manejó la pelota con mayor comodidad. Por momentos generó buenos espacios tras iniciar las jugadas desde los pies de Martin Campaña, con buenos rendimientos de Nicolás Figal, Víctor Cuesta y sobre todo, Diego Rodríguez. Pero la poca actividad de Rigoni y el preocupante nivel de "Cebolla" Rodríguez -si bien mejoró en el ST, se lo ve poco punzante y preciso- no permitieron hilvanar ocasiones claras para ampliar la ventaja, y Sarmiento, apurado por el reloj, quemó las naves y fue con todo en busca del empate. Los de Junin complicaron con centros cruzados que evidenciaron problemas en la marca de Independiente, pero no mostraron mucho más que eso y los contraataques del primer tiempo. Por otro lado, el ingreso de un gambeteador como Ezequiel Barco una vez más le dio dinámica al ataque.

No fue un gran partido por parte de Independiente, pero logró lo que necesitaba: que su idea de juego se reencuentre con los tres puntos para seguir en el pelotón de los de arriba. Ahora habrá tiempo para trabajar y enfocarse en la recta final del año, la cual será importante para pelear arriba: se vienen dos partidos como local -Atlético Tucumán y Gimnasia- y una visita a Temperley, claves para reforzar la idea tras el duro golpe en Copa Sudamericana y poder ponerse a prueba en noviembre, cuando arranque una seguidilla clave para medir fuerza antes rivales de primera línea: se vienen Rosario Central en Rosario, San Lorenzo y River en el Libertadores de América y el clásico ante Racing, en el Cilindro de Avellaneda.