Dos años exactos, dos años de aquel 14 de diciembre de 2014 que llevó a Racing, nuevamente, a la gloria. Ese día, Racing volvió a ser campeón. Con un Diego Milito que se convirtió en rey, el estandarte de ese equipo, la voz de mando, la figura, EL ÍDOLO. Con un Sebastián Saja que no llevaba cinta, pero que era tan importante como un capitán. También un Luciano Lollo que, partido a partido, pasó a ser un caudillo necesario en el equipo; y un Gastón Diaz que se convirtió el máximo asistidor del campeonato: un centro suyo ya era medio gol. ¿Y cómo olvidarnos de Gustavo Bou? Que llegó por la puerta de atrás y fue, justamente, atrás  donde dejaba a todos los rivales. Un campeonato cambiante, en el cual Racing casi se queda sin dt (si no hubiera sido por el apoyo de Milito se hubiera ido), hasta que se encontró el funcionamiento, y se encontró de tal manera que la Academia ganó seis partidos con la valla invicta. Esa noche, la de 14 de diciembre, a las 22:22, quedará guarda para siempre en la retina del hincha,porque no fue un campeonato más ya que, para Racing, no hay torneos normales. Siempre llegan luego de una década de tragedias: en esta ocasión fue la promoción en el 2008, el gerenciamiento en el 2001 y la peor campaña de su historia en la temporada 2013-2014.

Ya con ver la cancha llena, a falta de cinco horas para empezar el partido, notaba la ansiedad del hincha quienes tuvieron una espera de 13 años para verlo volver a dar una vuelta olímpica, y una de 59 años para que eso se diera nuevamente en el Cilindro. Costará encontrar en la historia del club alguien mas amado que Milito, alguien que represente más al hincha, alguien con un claro sentido de pertenencia por esos colores, el celeste y el blanco, que tanto sufrieron.

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