Si existía una llama de esperanza en el corazón de la hinchada xeneize, ayer se terminó de extinguir. Las fotos que se filtraron de Carlitos con uno de los dirigentes más importantes de su nuevo club, posando con la camiseta y el comunicado oficial de Boca fueron el baldazo de agua fría que nadie quería recibir.

Una despedida seca, inesperada por las formas pero no tanto por la resolución. El 10 azul y oro cayó en la tentación de los dólares, más precisamente 40 millones brutos de ellos, que son los que recibirá cada año departe del conjunto asiático, según la prensa china. Para ponerlo en contexto, Cristiano Ronaldo cobra 25 millones al año, y Messi 38. Ahora, el nacido en Fuerte Apache se metió en ese podio, superando también a estrellas de otros deportes como LeBron James (31 millones), Aaron Rodgers (22 millones), y Fernando Alonso (36 millones). Cuando trascienda el número oficial de parte del club de Shanghai se sabrá exactamente que posición del ranking ocupa, pero desde ya se puede afirmar que va a estar muy cerca de la cima.

En los últimos meses, el rendimiento del ex delantero de la Juventus había sido excelente, con cuatro goles y dos asistencias en las últimas cuatro fechas, incluyendo un doblete ante River en el Monumental, un tanto para cerrar el encuentro ante Racing en la Bombonera y una asistencia para que Darío Benedetto abra el marcador ante San Lorenzo en el Nuevo Gasómetro. Por eso, los aproximadamente diez millones de dolares que entrarían al club, la mitad de la cláusula de rescisión, probablemente no alcancen para cubrir lo que pierde el club de la Ribera con su salida.

Fue sorprendente la forma de la partida del Apache. Un jugador que siempre fue frontal en sus declaraciones, pero que esta vez no llegó a despedirse formalmente. Probablemente la filtración de las fotos hizo que no tenga el tiempo de hacerlo y que el club tuviera que emitir el comunicado confirmando que ya no era jugador del club, pero de todas formas sorprende la falta de explicaciones, por parte de la dirigencia que probablemente supiera de su salida desde hace un tiempo, y del mismo jugador que no tuvo oportunidad de confirmar que no iba seguir.

En el momento de mayor amor de la hinchada para con el jugador del pueblo, se tuvo que cortar. Porque al amor le gusta despedirse cuando se lo empieza a reconocer. Y el amor por Tevez, después de un año complicado y lleno de cuestionamientos, empezó a aflorar justo antes de tener que despedirse. Ahora el público xeneize va a tener un ojo puesto en su equipo y otro en China, donde espera ver feliz a uno de sus últimos ídolos, mientras empieza a encender una pequeña chispa de esperanza de volverse a reencontrar.

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