Desde que Marcelo Gallardo agarró la dirección técnica, hace más de tres años ya, ha intentado diferentes tácticas para intentar solucionar los vaivenes de juego, pero siempre optó por un dúo de ataque rendidor: primero con Teo Gutiérrez y Rodrigo Mora, luego alternando con Fernando Cavenaghi (con Teo, Mora o algún juvenil caso Lucas Boyé en torneos locales), pasando por Lucas Alario y Mora; en 2016 teniendo su chance Iván Alonso (acompañado de su compatriota Mora o Alario) y la última gran dupla, la que más rindió la temporada pasada, con el Flaco Alario y Sebastián Driussi.

Con la salida de Driussi (vendido en cifra récord al fútbol ruso), la rescisión de Alonso (ya no iba a ser tenido en cuenta) y las innumerables lesiones de Marcelo Larrondo, el Muñeco optó por otro dibujo: cuatro defensores (y dos laterales que pasen al ataque permanentemente), un cinco tapón (Leo Ponzio), una línea de tres volantes (Nacho Fernández por izquierda, Ariel Rojas en el centro y Enzo Pérez por izquierda), un mediapunta (Pity Martínez) y una sola referencia de área (Alario). Un 4-1-3-1-1 que va fluctuando en el desarrollo del partido y que Gallardo puso en práctica ante Guaraní y Atlas, pero ambos partidos jugando con una ventaja previa (el cruce por Copa con una buena ventaja en la ida y el choque de la Copa Argentina contra un equipo de Primera D.

Se notan las ausencias de Martínez Quarta y Driussi, quienes marcaban la diferencia. Los refuerzos aún no se acomodan.

Si bien los dos encuentros oficiales jugados en este semestre sirven de mucho parámetro (lo verdaderamente importante llegará en septiembre), preocupa el funcionamiento: poco se vio de la versión del primer semestre, donde River superaba a los rivales ejerciendo presión, creando triangulaciones para superar marcas y generando muchas chances de gol. Primeramente, la defensa extraña a Lucas Martínez Quarta, ya que Javier Pinola está particularmente errático. Además, para incluir a Enzo Pérez, el DT decidió desarmar ese mediocampo sólido que había formado, resignando a un delantero. El ex Valencia, quien estuvo dos meses sin jugar, aún no encuentra su lugar en la cancha y se lo observa deambulando sin posición fija. Gallardo insistió mucho por él y seguirá teniendo su oportunidad, aunque debe resolver si sigue insistiendo con este modelo de juego.

Alario, quien hace nueve partidos que no marca goles, perdió a su mejor socio y la pelota le llega menos. Pity Martínez se acerca más al área y genera su clásico juego explosivo, pero tiene que retroceder permanentemente.

¿Y Scocco? El ex Newell's fue titular ante Guaraní en Asunción y marcó un golazo de tiro libre. Nacho entró por Pérez en los últimos partidos y con él en cancha, River dispone de más capacidad para lastimar al rival y dispone de un artillero imponente que inquieta a cualquier zaga central. No juega de entrada porque no encaja en este sistema. Tranquilamente puede jugar con Alario, a pesar de no tener las mismas características que Driussi.

Todo es decisión del MuñecoEste domingo, el Millo tiene otro compromiso por Copa Argentina, ante Instituto, y se repetirá la misma formación que viene de vencer a Atlas. Este esquema tiene una chance más para intentar plasmar en el verde césped la idea del DT. Caso contrario, cuando empiecen la Superliga y los duelos contra Wilstermann en los cuartos de la Libertadores, empezarán nuevos problemas. ¿Volverá Scocco o seguirá Enzo?