El año del cele fue regular, con sus altibajos. No es sencillo disputar 3 torneos a lo largo de un año, salvarse del descenso en dos ocasiones y seguir la misma pelea por la permanencia. Muchos se fueron, algunos se quedaron, y muchas caras nuevas llegaron. Ahora vamos a analizar el año de una de ellas, Maximiliano Lugo.

El volante ofensivo que compró Temperley para esta Superliga, llegó desde San Martín de San Juan, llamando la atención con su juego ofensivo, su desequilibrio individual y su zurda potente a la hora de rematar al arco. Venía de hacer una buena campaña en el equipo sanjuanino.

Arranco el torneo con el pie izquierdo. Suplente contra River en la primera fecha, pero iba a tener su chance de jugar. Fue a los 35 minutos del segundo tiempo, donde ingresó para jugar los últimos 10 minutos de partido para intentar empatar el resultado. Pero una desafortunada jugada lo llenó de bronca y se fue de boca con el árbitro del partido, quien le mostró la roja directa. Temperley además de perder un jugador de buenas características para el partido próximo, también perdió el debut de la SuperLiga por 1 a 0.

La sanción por el insulto al árbitro fue de 4 fechas, y su juego volvió a verse frente a Colón de Santa Fe, partido que volvió a tenerlo en el banco de suplentes y que ingresó en la segunda parte.

Tuvo su primer encuentro como titular en el partido para el olvido contra Defensa y Justicia, esa derrota durísima que dejó a Temperley sin Gustavo Alvarez. Luego sumó minutos en la victoria contra San Martín de San Juan, ingresando a los 29 minutos del primer tiempo por una molestia muscular de Marcos Figueroa.

Y su recuerdo más reciente es la titularidad en el gran punto conseguido por Temperley en La Paternal frente a Argentinos Juniors.

Su futuro en el club es incierto, le dieron rienda libre para que decida si le llega una oferta de algún club, pero por ahora no hay indicios de alguna.