River y Flamengo se cruzaban en el debut para ambos de Copa Libertadores 2018 y la expectativa era grande. Dos escuadras con historia copera reciente chocaban y, al contrario de lo que se esperó, regalaron un partido chato, sin emociones y con el “condimento” que hizo el encuentro aún más soso, la falta de hinchadas de ambos equipos por una suspensión que debía cumplir el club brasileño. Marcelo Gallardo presentó un equipo nuevo y con un oficio mayormente defensivo, tomando como referencia la línea de 2 mediocampistas compuesta por Bruno Zuculini, Leonardo Ponzio y Enzo Pérez.

El primer tiempo no dejó demasiado para analizar. Y diciendo demasiado se está siendo generoso. Ninguno de los dos equipos demostró juego combinado o intenciones de dominar al otro. El balón transitaba el medio campo y si llegaba a alguna de las áreas era sin peligro. Más allá de algunas paradas de Franco Armani sin demasiada importancia y un tiro libre de Rodrigo Mora que asustó un poco a Diego Alves, las situaciones de peligros fueron escasas.

El segundo tiempo tampoco mostró demasiado, aunque le puso picante al encuentro con los cuatro goles. A los 8 minutos, Leonardo Ponzio cometería una falta en el área propia que seria sancionada por el juez con la pena máxima y sería Henrique quien lo cambiaría por gol con una precisa definición. Aunque parecía un golpe bajo para el conjunto Millonario, tan solo dos minutos después, River empataría con gol de cabeza de Rodrigo Mora tras un centro de pelota parada de Nicolás De La Cruz.

El partido comenzaría a abrirse y ambos equipos se recargarían de amarillas en el afán de obtener la ventaja. Gallardo removía a Pérez, De La Cruz y Zuculini para darle ingreso a Ignacio Scocco, Juan Quintero y Camilo Mayada, en un intento de oxigenar al equipo. Sin embargo, a los 62 minutos Martínez Quarta, de pésimo partido, perdería su marca y Éverton marcaría el segundo que volvía a poner ventaja al equipo carioca. River intentaba volver al empate con más corazón que juego, con Mora como eje, siendo el mejor jugador del equipo.

En un ataque bien armado, tras un centro atrás y un rebote, sería Camilo Mayada quien tomaría el balón y con un remate fuerte, rasante y pegado al palo, ponía el empate final a los 86 minutos en su vuelta a la disputa de Copa Libertadores luego de la dolorosa y larga suspensión que sufrió el año pasado junto a Martínez Quarta.

River Plate no mostró otra cara de la que viene mostrando en el campeonato y jugó mal. No hubo conexiones, hubo demasiadas desatenciones y el empate se logró solo a través de la rebeldía, ni más, ni menos. No hace falta decir que no fue el debut esperado y tampoco todo lo que se espera de River o de lo que puede dar, pero para iniciar, un empate en Brasil no es una tragedia, incluso podemos decir que es alentador.

Los goles en Río