Las luces se van prendiendo de a poco en Las Vegas. La ciudad del pecado explota, la gente corre, se apura para conseguir el mejor lugar posible y ser partícipe de una noche maravillosa. El público se amontona, pide a gritos una foto, un autógrafo o al menos una mirada que lo haga sentirse parte. El lujo, lo excéntrico, el narcisismo, los millones de dólares. Detrás de todo esto, Floyd Mayweather. En frente, Saúl Canelo Álvarez. A los costados, Danny García y el orgullo del boxeo nacional: Lucas Matthysse.

El MGM está acostumbrado a las fiestas de este tipo. No obstante, para este evento vestirá su mejor traje, usará su reloj más lujoso y un reluciente bastón acompañará su elegante andar. Un invitado de lujo lo visitará, aunque es un viejo conocido de la casa. Los últimos siete combates de Mayweather (44-0-0, 26KO) fueron en esta sede, pero esta vez hay algo especial.

La opinión pública se empezaba a poner en contra de Floyd Money Mayweather. Sus combates fueron tildados de aburridos y contra rivales que no estaban a la altura, todo para mantener el cero en el récord. Su última pelea, ante el mexicano Robert Guerrero, no alcanzó la cantidad esperada de hogares que abonaron el Pague Por Ver (Pay Per View). Esta pérdida de televidentes no dejó satisfechos a la gente de Golden Boy Promotions, la promotora de Oscar De La Hoya, y menos que menos los de Mayweather Promotions (sí, además de ser el mejor boxeador del mundo, tiene una promotora que triplica sus millones).

El público había dejado en claro su opinión. Querían ver al mejor libra por libra contra Saúl Canelo Álvarez, el joven mexicano de 23 años que está invicto en 43 peleas (42-0-1, 30KO). Floyd, que en los negocios se mueve igual de rápido que arriba del ring, apuró a su gente para que cerraran el combate que pedían los fanáticos.

El mejor del mundo contra el ídolo de los mexicanos, el 14 de septiembre, dos días antes de que se festeje el Día de la Independencia en México, en Las Vegas. Se espera que rompa el récord de Pay Per View, que es de 2.4 millones de hogares, logrado en la pelea entre Oscar De La Hoya y Floyd Mayweather. El estadounidense es el Messi del boxeo, rompe sus propios récords.

En la pelea que se llevará algún invicto, estará en juego el título mundial superwelter del Consejo Mundial de Boxeo, entidad que entregará un cinturón de oro macizo, la corona del Súper Campeón de la Asociación Mundial de Boxeo y el título de la revista The Ring, todos en poder del mexicano.

La pelea del año debía contar con una promoción que esté a la altura de los hechos. Publicitar la pelea en un solo estado hubiese sido egoísta, asique se realizó una gira promocional por 11 ciudades (10 de Estados Unidos y Ciudad de México). Las conferencias fueron muy parecidas entre sí, ambos púgiles aseguraron su victoria y se trataron con respeto, sin entrar en el enfrentamiento verbal que a veces es necesario para darle conocimiento público a un combate.

Semifondo estelar

La sola presencia de Mayweather y Álvarez sobre un mismo cuadrilátero aseguran un evento resonante, pero la gente de Golden Boy Promotions sacó el as que tenía escondido bajo la manga. La pelea de semifondo del 14 de septiembre podría ser el fondo de otro masivo evento en el MGM, pero juntándolas se genera una velada que quedará en la memoria de todos.

El boxeo argentino atraviesa un gran momento en Estados Unidos. Lucas Matthysse, a quienes los norteamericanos apodaron La Máquina, tendrá su merecida chance para conseguir la totalidad del título superligero del CMB (es campeón interino) ante en monarca regular, Danny García.

Para los expertos, este enfrentamiento podría robarle el protagonismo al choque estelar. Matthysse es más famoso en norteamerica que en su propio país, cosa que habla del maltrato de los medios masivos nacionales para con el boxeo, deporte que brindó tantas alegrías como pocos lo han logrado.

El chubutense, radicado en Junín, tiene 34 peleas ganada, 32 antes del límite (por algo es La Máquina) y solo dos derrotas, aunque ambas fueron con fallos controversiales. Su último choque fue ante Lamont Peterson, campeón superligero de la FIB, y todos coincidían en que iba a ser una pelea dura y que iba a servir para ver dónde estaba parado el argentino. En el tercer asalto, Peterson perdió por KO técnico. Había caído en el round dos y visitó la lona dos veces en el tercero. A García, que estaba en el ring side esa noche, se llenó la cara de preguntas.

A pesar del ninguneo de Danny y de su padre y entrenador, Ángel García, Matthysse sigue siendo el favorito en las apuestas. Fiel a su personalidad poco conflictiva y su perfil bajo, al argentino asegura que no se va a prender en la pelea verbal.

Él habla con los puños. Conoce a la perfección esa lengua.