No alcanzan los adjetivos para describir lo que es Rafael Nadal en el polvo de ladrillo, hace rato no alcanzan, ha jugado once finales de Roland Garros y las ha ganado todas. En esta edición Diego Schwartzman fue el único capaz de arrebatarle un set, y cuando se encontraba contra las cuerdas la lluvia lo salvó, al igual que en la final de Roma ante Zverev. Para ser campeón también hay que tener una cuota de suerte.

La final del día de hoy se presentaba como la más atractiva que podía presentar el cuadro: el mejor jugador de la historia sobre polvo de ladrillo contra el único que fue capaz de vencerlo en esta superficie en los últimos dos años, Dominic Thiem. Este era el décimo enfrentamiento entre ambos, todos en canchas lentas, con el español arriba en la serie con seis victorias contra tres del austriaco.

De la final no hay mucho que decir, un Thiem muy inestable con su saque (Nadal contó con 17 oportunidades de quiebre, de las que aprovechó cinco) y un Rafa que fue de menor a mayor, cediendo su servicio en solo una ocasión, fue en el tercer game del primer set, donde Nadal no pudo confirmar el quiebre que había logrado en el juego anterior.

En ese primer set hubo un solo game en donde Thiem no sufrió con su saque. Finalmente en el décimo juego Nadal dispuso de triple set point tras tres errores del austriaco en su turno de servicio y, en cero, se llevó el parcial, aprovechando las lagunas que suele tener el número siete del mundo en cada partido.

El segundo set lo vio a Nadal ponerse 2-0 rápidamente, concretando el quiebre en la quinta oportunidad que dispuso en el segundo game. A partir de allí ambos conservaron sus respectivos saques hasta el final del parcial, aunque Nadal tuvo un pequeño sobresalto en el séptimo juego cuando tuvo que salvar una oportunidad de break en un game muy bien jugado por Thiem, pero que finalmente se llevaría el mallorquín.

Thiem intentó seguir enfocado en el encuentro a pesar de ir dos sets abajo, pero la fiera estaba suelta en la Philippe Chatrier. El austríaco tuvo que salvar cuatro break points para poder llevarse el primer game del tercer parcial, aunque en su siguiente juego de servicio Nadal conseguiría arrebatarle el saque.

En el cuarto game, donde Nadal debía confirmar el quiebre, se prenderían las alarmas para el campeón defensor. Un calambre en la mano izquierda lo obligó a llamar al médico en pleno desarrollo del juego. Afortunadamente esto no le impidió continuar y, con algo de dudas, logró conservar su saque.

Nadal volvería a quebrar el saque de Thiem en el séptimo game y sacaría para ganar el campeonato en el octavo. En ese momento puede que se haya puesto un poco nervioso, puesto que dispuso de triple punto para partido y Thiem salvó los tres, tampoco pudo cerrarlo con su cuarto match point, pero, finalmente, en el quinto, tras una devolución de revés larga por parte de Thiem, Nadal gritaría campeón por undécima vez en la capital francesa.

Nadal igualó su propio record de más títulos en un solo torneo: ostenta 11 trofeos en Montecarlo, misma cantidad que en  Barcelona y ahora 11 Roland Garros, además de haber retenido el número uno superando por 100 puntos a Federer y quedando a tres títulos de Grand Slam del suizo, quien con 20 posee el record de más majors ganados. Ahora se viene la temporada de césped y vuelve Roger, será interesante ver hasta cuando ellos dos podrán mantener a raya a la nueva generación.