Por la velocidad, la premura de la marca y el despliegue físico, el fútbol moderno ha sentenciado la "extinción" del volante diez (enganche). Nacional y River, los mejores equipos de Sudamérica, albergan en sus filas a dos de los pocos especímenes que aún se dan tiempo para hacer ese fútbol pensado e irreverente. El fútbol como se debe.

Zurdo y derecho. Argentino y colombiano. Ambos rebosan talento en cada una de sus intervenciones. Pausa, cabeza arriba, pase milimétrico y remate preciso definen a Leonardo Pisculichi y Edwin Cardona, jugadores que cuando se inspiran, hacen que la pelota trace las líneas más finas en el lienzo de grama.

Osorio: "Edwin es un jugador importante en el equipo, es desequilibrante".

Tanto Cardona como Pisculichi poseen las características técnicas del enganche tradicional, pero su posición dentro del terreno de juego tiene un carácter moderno, ya que pese a ser los hombres pensantes, tienen la capacidad -necesidad- de jugar y crear opciones no solo por el centro, sino también desde los costados del frente de ataque. Tener movilidad para crear sorpresa. Además, es requerimiento que hagan parte del andamiaje defensivo. Mayor despliegue.

Cardona, el creativo de Nacional, ha sido vital para la clasificación a la final aportando goles, manejo de pelota y finos pases. La principal debilidad del diez verde es su carácter y así como ha sabido ayudar al equipo también lo ha dejado en situaciones de riesgo cuando ha sido expulsado (vio la roja ante General Diaz en el partido de vuelta en Paraguay) o cuando por entrar en el forcejeo físico y verbal con el rival descuida su función futbolística. Crear.

Edwin ha anotado tres goles en la Sudamericana y es el goleador de Nacional junto a Luis Carlos Ruiz, en los últimos partidos su presencia anotadora ha diminuido y no prevalecido una de sus principales virtudes, el remate de media distancia.

Ante River, en la primera final disputada en Medellín, estuvo contenido, demasiado, pero cuando apareció puso un sutil pase de treinta metros y dejó mamo a mano a Orlando Berrío para el único gol de Nacional. La ecuación es fácil, entre más aparezca, más opciones tiene Nacional para ganar.

Cardona es el jugador con más disparos: 34 en toda la Copa, 15 de ellos fueron al arco.

El que apareció en la segunda mitad del partido de ida fue Piscu, quien como River, se había visto sometido en los primero 45 minutos del partido en Medellín. Con la retahíla de Gallardo en el entretiempo: “ lo peor ya ha pasado”, el conjunto de la banda cruzada pudo sustentar su lugar en la final. Claro, liderado por la zurda prodigiosa del diez que juega con la número 15. Pisculichi no sólo anotó el gol del empate en el Atanasio Girardot, sino que se adueñó de los tiempos de juego, apaciguando y acelerando. Le dio respiro físico y velocidad mental al equipo de Gallardo.

Además de surtir a sus compañeros, el volante argentino ha venido despertando el instinto goleador en una Copa en la que hasta ahora anotó los dos goles más importantes de su equipo: el de la victoria 1-0 ante Boca Juniors en la semifinal y el del empate 1-1 frente a Nacional.

Con cuatro pases gol Pisculichi es el máximo asistidor de la Copa

"Por sus condiciones, Pisculichi le da un plus al plantel": Gallardo

Al igual que Cardona, Piscu es intermitente -condición inherente a la posición-. Los destellos que aportan los dos eximios jugadores son esporádicos, pero más que suficientes por el nivel de talento. Aunque Juan Carlos Osorio y Macerlo Gallardo tienen equipos funcionales, donde desde la última hasta la primera línea cada jugador cumple con su tarea, está claro que cuando la pelota pasa por los pies de los que saben el fútbol se convierte en algo real y mágico. En una posibilidad y en un gol.

En el juego de vuelta en Buenos Aires el Monumental y sus más de 60 mil personas serán el marco para la última batalla, la que define quién es el mejor del continente más futbolero del planeta.

Último gol de Cardona en la Copa:

Último gol de Pisculichi por Sudamericana: