Son muchas las historias que me llegan a la mente cuando escucho el nombre de Francisco Maturana, su etapa como jugador en Nacional, el aprendizaje que tuvo del gran Osvaldo Zubeldía, que más tarde aplicó en sus equipos, brindando gloria y honor al ser el primer entrenador colombiano en obtener la esquiva y ansiada Copa Libertadores de la mano de Atlético Nacional en 1989 con la característica de tener solo jugadores nacidos en el país.
Sigo recordando y pienso en las enseñanzas que le dio a sus cientos de dirigidos, más que futbolistas, Maturana les inculcó el combinar su carrera con el estudio, el asegurar su futuro económico y el de sus familias, de no dejarse ahogar por ese mar mediático que genera este oficio tan gratificante como efímero. Luego hago el recuento de su etapa con la Selección Colombia, se viene a mi mente el histórico 5-0 ante Argentina en el Monumental. Aunque fue un resultado que no supimos manejar y nos hizo más daño que a los entonces subcampeones del Mundo. Sin embargo, es un recuerdo que todo hincha de la tricolor perdura en su retina como si fuera ayer.
Como si fuera destinado a ser el pionero de los logros en nuestro fútbol, aquel 2001 y en medio de tantas dificultades sociales, Colombia realizó y obtuvo su primer Copa América, de la mano de un gran plantel, con jugadores que sirvieron como puente de dos generaciones brillantes para nuestro seleccionado. Para muchos de estos jugadores fue su consagración con la tricolor, pese a que no lograron disputar un Mundial, sirvieron como espejo para nuevas generaciones que nos dio grandes satisfacciones como en Brasil 2014.
En fin, esto son solo algunos recuerdos que me llegan del gran Pacho, un gran jugador, mejor estratega y persona. Odontólogo de profesión, futbolísta por vocación, hoy llega a los 67 años de vida.
Y fue este odontólogo quien supo amoldar y esculpir grandes equipos que nos dieron muchas satisfacciones, grandes sonrisas para darle un buen mordisco a la gloria.