Sebastián Gómez ha sido determinante en el mediocampo de Atlético Nacional durante todo el semestre y el clásico paisa número 300 no fue la excepción. El volante de primera línea defendía e impedía el ataque poderoso, además aportaba a la ofensiva verde.
Previo al partido, el nacido en Girardota y criado en el barrio Andalucía, declaró que no podían volver este juego un “ping pong” y destacó a sus compañeros para hacer un buen clásico.
Gómez, además de jugar su segundo clásico, portó la banda de capitán a sus 22 años debido a la ausencia de Henríquez y Bocanegra quienes estarán disponibles para el partido del sábado ante América y la decisión de Pablo Autuori de sentar a Aldo Leao. Debido a la suspención de Brayan Rovira en el partido pasado contra Rionegro Águilas, el entrenador verdolaga decidió reemplazarlo con el juvenil de 18 años, Andrés Perea, quien con Sebastián Gómez fueron los encargados de opacar a una de las figuras rojas, Andrés Ricaurte, quien distribuye pelotas al goleador del torneo, Germán Ezequiel Cano.
El canterano verdolaga y exjugador de Leones fue en el primer tiempo quien comandó a los demás jugadores sobre dónde defender, atacar y presionar sin dejar espacios atrás. En el segundo tiempo, con el desgaste físico del equipo verdologa, Gómez se robó las líneas y manejó los tiempos de los contrataques.
Finalizando el partido el onceno celebró la victoria con la hinchada y Gómez recibió el premio a jugador del partido de Dimayor por segunda vez en su carrera.
Sebastián Gómez ha demostrado ímpetu en el mediocampo de Nacional, ha sido el jugador más contundente del semestre y el que más ha aportado de los refuerzos verdolagas, tanto que la hinchada verdolaga no ha sentido la ausencia de Jorman Campuzano, figura del 2018 que ahora milita en el Boca Juniors.