En un partido de idas y vueltas, nunca recio en media cancha ni especulando, el Medellín se llevó los tres puntos del Estadio Guillermo Plazas Alcid de Neiva. El cuadro Rojo comenzó sufrió pero al final consiguió el resultado que lo deja entre los ocho clasificados a las finales, puesto que debe mantener una fecha más si quiere estar en la fiesta de fin de año.

El juego comenzó pleno en actividad ofensiva, el DIM erraba en defensa y por poco ve caer el arco defendido por David González, Andrés Cadavid salvó en la línea y el Rojo logró acomodar sus líneas rápidamente.

Huila por su parte, en medio de esos infortunios que suceden cuando no se tiene el poco de suerte que se necesita siempre en el fútbol, perdió al mediocampista Harold Rivera al minuto seis del juego por lesión, obligando a gastar pronto el primer cambio al profesor Jorge Luis Bernal.

El juego continuó de ida y vuelta y luego de varias llegadas tímidas de ambos equipos, el argentino Adrián Arregui disparó de media distancia para que el portero Banguera la enviara al tiro de esquina. Al cobro fue Perlaza y el mismo Arregui cabeceó en el primer palo para decretar el gol del triunfo para el Poderoso al minuto 35. Así acabaría la primera parte.

El segundo tiempo comenzó con otro lesionado en el cuadro local, otro volante, Michael Stiven López dejaba la cancha al minuto 46. El cansancio del DIM y la necesidad del Huila jugaron un papel importante, el Rojo se replegó, dejando su propuesta ofensiva al contragolpe mientras los Opitas adelantaban arriesgadamente sus líneas jugándose a todo o nada la permanencia en la primera división.

Llegarían remates de media distancia que pasaron cerca del arco Rojo, oportunidades en el área para Huila, que llegaban más por errores del Decano que por sus propios aciertos, pero que dilapidaron los delanteros Opitas.

El DIM en cambio, llegaba en velocidad con superioridad numérica, aprovechando su mayor cualidad durante el torneo: Las transiciones rápidas, en la genialidad de Déinner Quiñónez, la búsqueda de Castrillón, las proyecciones de Didier Moreno y la claridad de Ricaurte el Poderoso encontraba un bálsamo para pasar pronto de los apuros a las posibilidades de gol, sin embargo los atacantes Rojos decidían mal en el último tercio.

Finalmente el equipo de Aldo Bobadilla, que se vio fuerte desde lo físico, lo mental y en el juego aéreo ofensivo en una plaza difícil, se llevó la cuarta victoria al hilo por Liga, se metió entre los ocho y continúa esperanzado con llegar a los cuadrangulares finales del fútbol profesional colombiano.