Si bien Atlético Nacional finalizó en la primera posición del denominado todos contra todos del torneo con una buena diferencia de goles a favor, durante el semestre generó serias dudas en el funcionamiento de algunos engranajes en su estructura.

En un principio Nacional se mostró como un equipo goleador, pues en las primeras 10 fechas anotó 20 goles y recibió 8. Las dudas en esa primera parte del torneo giraron siempre en torno a que a pesar de la efectividad, los rivales llegaban muy fácil al área propia a través de trancisiones rápidas, en parte debido a los pocos jugadores utilizados en defensa.

Durante este semestre, el cuerpo técnico encabezado por Juan Carlos Osorio utilizó en varios tramos del semestre una línea de 3 en el fondo. En ella, una buena cantidad de jugadores hicieron parte de la rotación: Los capitanes Alexis Henríquez y Daniel Bocanegra (que tuvieron molestias físicas en varios tramos del torneo), Christian Mafla, Andrés Reyes, Christian Blanco y Juan David Cabal. También en algunos partidos, mediocampistas como Brayan Rovira y Andrés Perea hicieron parte de la zaga.

Luego de un análisis de las falencias en zona defensiva por la poca presencia de efectivos, el cuerpo técnico decidió volver a la línea de 4, utilizando como laterales en momentos a Daniel Muñoz, Helibelton Palacios, Christian Mafla y en algunas ocasiones a Sebastián Gómez.

En general, el fútbol de Juan Carlos Osorio buscó ser ofensivo desde la defensa. Por eso la zaga de centrales nunca renunció a elaborar el inicio de juego a través de la salida desde atrás, buscando transportar el balón para abrir espacios independiente del intérprete (Henríquez, Mafla, Bocanegra o hasta Andrés Perea), asociándose con los laterales y volantes de primera línea e intentando realizar cambios de frente cruzados.

Una de las cualidades de Juan Carlos Osorio ha sido potencializar el rendimiento de jugadores en específico y en la zona defensiva se evidenció durante todo el semestre con Crhistian Mafla, quién brilló por su ausencia en años anteriores y este semestre fue una de las figuras en la zaga, sorpresiva y gratamente.

Al final de la primera fase, el equipo recibió 17 goles. Sin ser un mal promedio, se ubica en la quinta casilla menos goleada. Sin embargo, algo a tener en cuenta es que ante dos de los tres rivales del cuadrangular, el Verdolaga recibió 4 goles (tres Cúcuta y uno Junior) en condición de local. Un dato que no es menor y que debe motivar tanto a la zaga como al resto de la plantilla a afrontar los compromisos con concentración los 90 minutos.