La reacción de los ingrávidos

El Nacional de los ingrávidos volvió al triunfo imponiéndose 1-0 al Deportivo Pasto, a pesar de ser un equipo plano, flojo y previsible. 

La reacción de los ingrávidos
Foto: Dimayor
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Por Esteban Guerra Upegui

Luego de la dolorosa derrota en el Clásico frente al Millonarios que dejó al equipo sin su DT Juan Carlos Osorio, y la posterior eliminación de Copa Sudamericana, Nacional se enfrentaba el domingo a la noche en el Atanasio Girardot al Deportivo Pasto de Diego Corredor. Este último, uno de los DT con opciones de ocupar el banquillo técnico verdolaga el próximo año. El equipo fue dirigido entonces por Alejandro Restrepo, quien, según dijo el Director Deportivo de la entidad, Francisco Nájera, será el DT hasta finalizar el año.

El juego componía entonces varios desafíos para el cuadro verde: en primera instancia, se enfrentaba a uno de los animadores del torneo; por otra parte, era el primer partido liguero del nuevo director técnico; y, por último, como ya es costumbre en el último tiempo, Nacional tenía un partido contra sí mismo. Ya que es un equipo que juega muy debajo de sus posibilidades competitivas.

Atlético Nacional salió al campo de juego con un planteamiento 1-4-1-4-1 bastante flexible que se volvía un 1-4-3-3 por momentos del juego. En principio, algo no muy distinto a los últimos esquemas utilizados por Juan Carlos Osorio, pero, en la práctica, en el desarrollo del juego, bastante opuestos. La idea con el “sistema espejo”, como dijo luego Restrepo, era controlar al rival.

De entrada, una diferencia marcada: el equipo local estaba dispuesto a controlar el juego y no conceder tantas licencias defensivas. Salvo en algunas ocasiones en las que Helibelton interiorizaba por izquierda para generar ventajas numéricas en el medio, Nacional siempre se vio con los 4 defensores. Y eso se notó.

Pasto no contó con las innumerables transiciones ofensivas que aprovechaban otros equipos visitantes. Pero, como este también es un juego de números: lo que se ganó acá-en solidez defensiva-, se perdió allá- en ofensiva, en sumar hombres que permitieran generar chances concretas de gol-y Nacional fue nuevamente un equipo equilibrado, pero profundamente plano y previsible. En el primer tiempo el local no sumó una sola ocasión clara de peligro.

Sin embargo, más allá de los problemas futbolísticos largamente comentados en la opinión, uno de los problemas del equipo verdolaga es un problema de espíritu. De la incapacidad de sostener la idea con todo lo que ello implicaba o de tener la rebeldía de ejecutarla asumiendo el error, y no solo los últimos 10 minutos de los juegos. El domingo, este mismo equipo, volvió a mostrar lo mismo. La reacción de los ingrávidos solo se produjo con la entrada de Jarlan y Arango quienes le dieron otra marcha al equipo y agitaron un poco las cosas de mitad de cancha hacia arriba.

Al final, el club dirigido por Restrepo terminó ganando con un gol faltando 10 minutos para el pitazo final y con poco más de dos remates a portería en el partido. Terminó, también, con el 'Rifle' Andrade sacando un balón en la raya de gol propia para poder celebrar después de varios partidos los tres puntos y la portería en ceros.

La reacción de los ingrávidos dejó al equipo a las puertas de la clasificación, pero, lejos de la anarquía de otros días, el de ayer fue un triunfo aburrido, plano, un equipo sin matices, una victoria sin colores.