Los Ángeles Lakers volvieron a decepcionar fuera de casa, donde llevan un balance de cinco victorias y siete derrotas. Esta vez el escenario del batacazo angelino fue el Philips Arena de Atlanta, que pudo comprobar de primera mano la irregularidad del equipo de Mike D’Antoni, capaz de jugar a un ritmo anotador frenético o de desesperar a sus aficionados con sus continuos fallos. Atlanta Hawks, derrotados por los Lakers en diez de los últimos catorce enfrentamientos entre ambos, ofrecieron a su público el repertorio de virtudes que les consolida como terceros en la Conferencia Este tras los inalcanzables Heat y Pacers (curiosamente cayeron anoche en casa frente a los Pistons). El equipo de Mike Budenholzer es actualmente el segundo conjunto de la NBA en asistencias por partido con 24.4, lo cual supone un 65% de los puntos totales de los Hawks (líder de la NBA es esta estadística de puntos tras asistencia). Ayer hicieron gala de su trabajado juego colectivo llegando a los 34 pases a canasta (16 más que lo Lakers), diez de ellas de un Jeff Teague excelso en su labor de playmaker. Sin embargo, el base no es el único que sabe pasar la pelota en estos Hawks, ya que anoche Lou Williams contribuyó con ocho y Al Horford con cinco asistencias.

El juego combinativo, el extra pass o el pick and roll de los Hawks chocó frente a la anarquía de los Lakers. Kobe parece que hace caso omiso a las consideraciones de su entrenador, sosegando el encuentro en contra del ritmo alocado y esperpéntico impuesto por los suplentes angelinos, aquellos que sin Kobe han convertido a los Lakers en el tercer equipo con más posesiones por partido (99,1). Los californianos en demasiadas ocasiones adolecen la ausencia de un director de juego, de ese Nash que con 40 años está más cerca de entrenar a la selección de Canadá que de reaparecer por el Staples Center. Los ataques laker son precipitados con posesiones excesivamente cortas e incidiendo en el tiro exterior sin siquiera buscar la posición o el tirador más idóneo, como sucedió anoche con sus cinco triples encestados de 23 intentos. Sin embargo, la estadística arroja a unos Lakers capaces de colarse cuartos entre los equipos con más asistencias por partido de la liga (con 23,7), pero sin sus tres bases y con los individualistas Henry o Young a la cabeza, la anarquía reinó por encima de la táctica.

Volviendo al partido, hay que reconocer que la primera parte tuvo más aspectos positivos que negativos en los californianos. Kobe empezó el encuentro acaparando la bola posesión tras posesión, en un principio imponiendo un ritmo rápido, coast to coast, pero ante la respuesta del rival, más que cómodo ante un equipo semejante a su corte ofensivo, decidió ralentizar las posesiones de los Lakers. Su escaso rodaje después de su retorno y lo poco acostumbrado que está a jugar de base dado su voraz instinto anotador, ocasionaron que cometiera tres pérdidas en apenas cinco minutos. No obstante, los Lakers estaban por delante con Bryant dirigiendo el cotarro, acompañado de un Pau Gasol inmaculado en el tiro con un cinco de cinco en su estadística.

Los Hawks empezaron demasiado fallones, sobre todo Korver, ansioso por lograr un triple, y un desaparecido Millsap. Teague buscaba a Horford, quien deseaba enfrentarse, con más o menos suerte, en el poste bajo frente a Gasol. Atlanta no lograba anotar con comodidad y dejaba demasiadas oportunidades para que los Lakers tiraron cómodos, lo que hizo que se llegara al final del primer cuarto 28 a 20 para los angelinos, su único parcial favorable en el partido.

El segundo cuarto, con las segundas unidades en pista, tuvo inesperadamente como uno de sus principales protagonistas al veterano Elton Brand, quien contribuyó a acercar a los suyos en el marcador. La precipitación en los suplentes lakers apareció por primera vez a escena, ocasionando pérdidas y puntos fáciles al contraataque de hombres como Mack o Scott. El equipo de D’Antoni, cuartos de la NBA en porcentaje de tiro exterior con un 39%, de cuyo acierto viene el 30% de sus puntos en los partidos, apenas había anotado dos de trece lanzamientos. Pese al deficiente acierto en triples, encontraron en el rebote ofensivo un resquicio para hacer mella en los Hawks, como se desprende de los 15 puntos conseguidos en segundas oportunidades. Muchos más que los dos únicos tantos conseguidos por Atlanta, que perdía el rebote con holgura (28 a 17). Al descanso se llegó con una distancia de siete puntos, 47 a 54, para los Lakers, cuyos mejores hombres habían sido Pau, Hill y Young con 12 puntos desde el banco.

El tercer cuarto rompe el partido

A pesar de que en un primer momento Jordan Hill, máximo anotador de los suyos en el partido y con 13 puntos en ese momento, y Gasol dominaban en la zona ante sus homónimos de Atlanta, pronto los Hawks encontrarían el buen juego que no encontraría respuesta en su rival. El tercer cuarto arrancó con un parcial de 18-8 para los de Georgia. Teague ya contaba con siete asistencias en su bolsillo y lideraba los mejores minutos en el partido de su equipo. Atlanta se mostraba muy fluida en ataque, moviendo la pelota por la cancha con rapidez e intercalando a la perfección el juego dentro-fuera de la zona. El extra pass se convertía en la tónica ante la pasividad defensiva de los Lakers. Korver logró al fin su perseguido triple para alargar a 94 partidos su récord de encuentros con al menos un tiro de tres logrado. Millsap apareció con fuerza en defensa y en ataque aprovechándose del pick and pop con Teague. Por el contrario, los Lakers cometían demasiadas pérdidas (cuatro por ninguna de Atlanta) y se perdía en su obsesión por anotar desde más allá de siete metros. Además, D’Antoni cometió el error de dejar demasiados minutos en el banco a Gasol y a Kobe, los justos para que Atlanta estableciera una distancia a la postre definitiva. Finalmente, el parcial en el tercer cuarto fue de 35 a 19.

El inicio del último periodo acabó por abrir la brecha en el marcador y obligar a ir a remolque a los californianos el resto del partido. La pizarra del entrenador laker cogía polvo en el banquillo mientras los escoltas de Atlanta encestaban tres triples completamente solos y establecían en 15 la ventaja de su equipo. Entraron Pau y Kobe en pista para intentar remediar el desaguisado, pero era demasiado tarde. Cada tímido atisbo de reacción angelina era contestado rápidamente por Teague o Millsap, aunque lograron acercarse a ocho puntos a falta de dos minutos y medio, quizá por la relajación de los de Budenholzer. En ese momento, el rebote desapareció en los Lakers permitiendo tres capturas ofensivas conseguidas de manera consecutiva por los Hawks que terminarían con las esperanzas de Bryant y compañía.

Los Lakers siguen sin convencer tras el regreso de Kobe, ofreciendo su irregularidad en el juego con demasiada frecuencia. Los playoffs quedan aún muy lejos para los californianos.