La carrera de Gustavo Ayón no ha resultado ser como los cuentos que le contarían de pequeño. Más bien le ha costado una ingente cantidad de esfuerzo y calidad verse reconocido en un equipo de proyección internacional. Un jugador maltratado en el mundo NBA y donde su verdadera explosión ha ocurrido en la Liga Endesa. Pero por fin, después de tumbos y más tumbos es campeón de las cuatro competiciones a las que optaba su equipo, incluyendo la prestigiosa Euroliga y el torneo doméstico.

El (truncado) sueño americano

Después de jugar en México consiguió hacerse un hueco en el Baloncesto Fuenlabrada tras demostrar su valía en los equipos a los que fue cedido del panorama español. La temporada clave en su carrera fue la 2010-11 en la que fue nombrado Jugador Revelación de la ACB y por la que franquicias americanas empezaron a fijarse en él.

Entre 2011 y 2014 "el Titán de Nayarit" realizó su periplo NBA

Un tiempo atrás, en 2007, se presentó al Draft de la NBA en el que no fue elegido por ningún equipo. Pero no fue hasta su campaña en Fuenlabrada cuando recibió una oferta de New Orleans Hornets que provocó su marcha a la mejor liga del mundo. Llegó a mitad de liga regular pero sin duda fue su mejor actuación en Estados Unidos promediando 5,9 puntos, 4,9 rebotes en 20 minutos por partido.

A partir del final de la temporada 2011-12 comenzó a dar vueltas por el panorama norteamericano pasando por Orlando Magic, Milwaukee Bucks y Atlanta Hawks en tan solo dos años sin apenas afectar al juego de sus equipos y promediando alrededor de 14 minutos por encuentro. Esta situación sumada a sus lesiones le hicieron optar por abandonar el sueño americano y mirar a Europa. Finalmente, el FC Barcelona era quien sostenía su ficha, y al ser descartado por el club blaugrana fue libre de firmar con cualquier club eligiendo al Real Madrid de Baloncesto.

La luz al final del túnel

El infierno norteamericano dio paso a la racha más exitosa tanto de Real Madrid como de un Gustavo Ayón con 30 años. Firmando por el conjunto blanco se esperaba una gran aportación y la incógnita de cómo sería capaz de acoplarse al sistema de Pablo Laso y entenderse con el resto de jugadores interiores como Felipe Reyes, Andrés Nocioni Marcus Slaughter, Salah Mejri e Ioannis Bourousis.

Desde luego el inicio no fue el esperado ni lo que el madridismo buscaba. Un jugador sin intensidad, sin recursos, fallón y perdido en los planteamientos tanto ofensivos como defensivos. Pero parece que las Navidades tuvieron su efecto y cambió radicalmente su juego. Ha ido creciendo a medida que avanzaba la temporada y se acercaban los momentos importantes, y en especial se ha salido en la Final Four.

Como se suele decir, ha sido llegar y besar el santo. Un título de Euroliga que los madridistas llevaban 20 años esperando, y un póker ya perdido en la memoria de 1974. Sin duda ha sido un éxito su fichaje y la afición del Barclaycard Center se ha enamorado del jugador. Parece que la solución a su maldición se llama Europa, y en concreto, Real Madrid de Baloncesto.