Cuando se abre un debate sobre quien es el mejor ala pívot de todos los tiempos, el nombre de Kevin Garnett está, y estará siempre, sobre la mesa. Tras 21 temporadas, 1462 partidos, 15 All-Stars, un MVP de la temporada regular y un campeonato, el jugador que llegó a la liga bajo el sobrenombre de “The Kid”, la abandona no solamente convertido en un hombre, sino en todo mito de la NBA.

Llegada a la NBA, directo desde el instituto:

28 de junio de 1995. Hacía pocos días los Houston Rockets del veterano Clyde Drexler y capitaneados por Hakeem Olajuwon se habían alzado con su segundo título consecutivo de la NBA. Michael Jordan se preparaba para volver de su primera retirada tras unos meses jugando al baseball, y un jovencísimo chaval de 19 años daba el salto a la NBA directamente desde el instituto. El primero que recorría el atajo universitario desde 1976. Ese chico era Kevin Garnett. El equipo que se hacía con sus servicios eran los Minnesota Timberwolves, una franquicia joven que no había tenido resultados deportivos decentes en sus, por aquel entonces, 8 años de vida. Con “The Kid” la cosa iba a cambiar.

Kevin Garnett en Sports Illustrated en 1995 | Fuente de la foto: SI.com
Kevin Garnett en la portada de Sports Illustrated en 1995 | Fuente: SI.com

Tras una temporada y media como profesional, fue seleccionado para disputar el All Star game, y al año siguiente firmaba un contrato que iba a reventar los esquemas de la NBA: 126 millones de dólares por 6 temporadas –más que Michael Jordan en toda su carrera-. En lo deportivo, Kevin y los Timberwolves avanzaban en la dirección correcta, y por primera vez en su historia se clasificaban para disputar unos playoffs. Tras unos años obteniendo experiencia en postemporadas, los de Minneapolis cosecharon en 2004 la mejor campaña de su historia: 58 victorias por 24 derrotas –record todavía vigente-. En lo individual Garnett, con unos promedios monstruosos: 24 puntos, 14 rebotes, 5 asistencias, 1,5 robos y 2 tapones por partido, se alzó con el MVP de la temporada regular.

Garnett con el trofeo a MVP de la NBA | Fuente de la foto: pinterest.com
Kevin Garnett con el trofeo al MVP en 2004 | Fuente: Pinterest.com

Los Wolves lograron alcanzar las finales de la conferencia oeste donde, tras una serie de 6 partidos, cayeron ante los Lakers de Shaquille O’Neal, Karl Malone, Gary Payton y Kobe Bryant. Minnesota Timberwolves no ha vuelto a jugar un partido de playoffs desde aquel entonces.

‘’Odio perder, y estoy perdiendo. Esto me está matando. Nací así, soy así.’’

Un Garnett impotente vio cómo su equipo se desmoronaba durante las siguientes temporadas ‘’I hate to lose, and I’m losing’’ -Odio perder y estoy perdiendo-. Así se sinceraba Kevin en una entrevista con John Thomson, palabras de rabia, pero sobre todo de corazón. En verano de 2007, Kevin pedía el traspaso, su destino: Boston, donde formaría, junto a Paul Pierce y Ray Allen, uno de los más temibles “Big Three” de todos los tiempos.

La era del ‘’Big Three” en Boston

Desde el primer momento se vio que esos Celtics estaban hechos para dominar la liga. Garnett encajó en el equipo a la perfección: su intensidad, pasión y amor por el juego, encandilaron en Massachusetts. El saldo de la temporada fue inmejorable: balance de 66 victorias y 16 derrotas, título individual al Mejor Defensor del Año, y a la postre Campeón de la NBA con los Celtics, y ante los Angeles Lakers -el mismo equipo que le había privado de pasar a la final de la NBA en 2004-. En ese momento, cualquier cosa era posible.

El equipo se mantuvo a buen ritmo en las siguientes temporadas, pero las lesiones, cada vez más frecuentes, fueron los principales males de unos Celtics que, cada año que pasaba, iban perdiendo fuerza. Lo tuvieron muy cerca en 2010 y 2012, pero al final “La suerte del irlandés” no estuvo de su parte.

Breve paso por Brooklyn y vuelta a casa:

En 2013 Danny Ainge –General Manager de los Boston Celtics- inició la reconstrucción de una veterana plantilla, que a pesar de todos los buenos recuerdos, poco tenía ya que ofrecer a los aficionados. Paul Pierce y Kevin Garnett se fueron traspasados a Brooklyn Nets, donde pasarían, sin pena ni gloria, temporada, y temporada y media respectivamente.

En febrero de 2015, Flip Saunders convenció al, por aquel entonces, ala pívot de los Nets para que regresara a casa. Se aceptó el traspasado: el círculo estaba cerrado. De vuelta a Minnesota, Kevin se convertiría en el tutor de unos jóvenes Timberwolves, siendo el encargado de transmitir el conocimiento y las experiencias cosechadas durante una carrera que se ha extendido 21 años en el tiempo. Más tiempo de vida dentro de la NBA que fuera de ella.

Pero Kevin Garnett no es solo pura calidad baloncescística. “The Big Ticket” enloqueció, una noche tras otra, a los aficionados de la NBA debido a su intensidad, pasión, entusiasmo, y corazón, y ese es el mejor legado que puede dejar a los jóvenes Wolves de Ricky, Towns y Wiggins, que de cumplirse los pronósticos, no tardarán mucho en estar dando guerra en playoffs. Seguro que, como casi siempre, “The Kid” tendrá algo que ver.