Tras cinco meses alejado de las pistas por una lesión de rodilla que requirió cirugía, Anthony Davis había empezado el training camp y los partidos de pretemporada al mismo ritmo que su compañeros; sin embargo, eso va a cambiar ahora, ya que en el amistoso disputado contra los Rockets en Beijing sólo pudo estar seis minutos en pista al sufrir un esguince en su tobillo derecho.

El pívot de los Pelicans, que había comenzado mal el encuentro con un 1 de 5 en tiros de campo, cayó lesionado tras pisar a Nene Hilario cuando realizaba un movimiento en el poste.

Este contratiempo llega pese a todas las precauciones tomadas por el cuerpo técnico de New Orleans, que había preparado un plan de carga de trabajo específico, para que su jugador franquicia llegase en perfectas condiciones al primer partido de la temporada.

A la espera de conocer el resultado de pruebas que determinen oficialmente la gravedad de la dolencia, Marc J. Spears de ESPN adelanta que Davis estará unas dos semanas de baja al ser catalogada su lesión como esguince de grado 2.

Una gotera interminable de lesiones

El historial de lesiones de Anthony Davis empieza ya a tender preocupantemente al infinito. No sabía que yo que un tornado pudiera verse mermado por tantos flancos y tan seguidamente.

Lo que es un milagro es que este señor impacte como sigue impactando y su nombre se mantenga sonando fijamente para el MVP. Su frenético romance con las lesiones, para que los doctores de los Pelicans se lo hagan mirar. John Schuhmann, analista par NBA.com, nos trae el terrorífico extracto.

Ya son 22 ocasiones en las que “La Ceja”, por distintos motivos físicos, ha tenido que perderse algún partido desde que llegó a la NBA. ¡22 ocasiones en sólo 4 temporadas! Eso deja a una media de casi seis por cada ejercicio. Un horror.

En cuanto al cómputo de partidos sin disputar se traducen en 68. Aquí, gracias a Dios, es donde comprobamos que las lesiones de Davis no suelen revestir de gravedad, interrumpiendo su ritmo de juego apenas durante días. Insuficiente para lastrar demasiado su juego; suficiente para borrar su nombre del MVP y a su equipo de los Playoffs.

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Sobre el autor
Sergio Cabanelas
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