Miami Heat es la nueva sensación de la NBA. Anoche estiró su racha ganadora a 13 partidos y la convirtió en la mejor de la temporada, al superar por 108-99 a los Nets en Brooklyn. Números que hacen recordar a un pasado cercano, pero que nada tiene que ver con aquellas estrellas que llevaron a la franquicia a obtener tres campeonatos en siete años. Ya no están ni Shaquille O'Neal, como en aquel Anillo del 2006, ni LeBron James, el cual llegó para obtener su primer título y se fue con dos, conseguidos en 2012 y 2013. Tampoco es la cara de este equipo Dwyane Wade, máximo ídolo de la afición y partícipe fundamental de todos esos logros. 

Con su partida a los Chicago Bulls en esta temporada, el Heat ha sufrido una metamorfosis necesaria para sobrevivir. Sus jugadores ya no son de la élite NBA, y el éxito se consigue por medio de actuaciones solidarias, en las que no siempre se destaca el mismo. Hassan Whiteside es, en ocasiones (cada vez más repetidas) la excepción a esta regla. El pívot está dispuesto a tomar el papel de jugador franquicia y lo ha demostrado en la mayoría de los juegos de esta temporada. Sin embargo, sus grandes jornadas no se asemejan ni por asomo a las de James, Wade u O'Neal. 

El secreto de este presente, que ubica a los de Florida a una victoria de estar en los Playoffs, es el convencimiento de que sólo con el compromiso de todo el plantel podrán estar en lo más alto nuevamente. No es casualidad que ayer James Johnson haya sido el destacado (26 puntos) y que en los partidos previos, frente a Milwaukee Bucks y Minnesota Timberwolves, Whiteside y Goran Dragic fueran los protagonistas. Los 30 puntos que marcó en soledad Brook López para los Nets es la contracara del concepto que los caracteriza en este curso: nadie sobresale si el equipo no lo hace.

En la temporada 2012-2013, la cual terminó con la obtención del último Anillo, el Heat de James, Wade, Chris Bosh y Ray Allen alcanzó el récord de triunfos en fila de la franquicia, con 27. Los Bulls cortaron la racha, dejándola a seis encuentros de destronar la más larga de la historia de la NBA: las 33 victorias de Los Angeles Lakers entre 1971 y 1972. Todos estos números les importan poco y nada a los dirigidos por Erik Spoelstra. En Miami sólo piensan en la próxima batalla. 

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