Cualquier discusión que se proponga dictaminar las escalas de evolución en el baloncesto termina irremediablemente en una conclusión que no admite cuestionamiento alguno: en la NBA está lo mejor. Decadas atrás, esta sentencia confirmaba también que los jugadores estadounidenses miraban de arriba a los demás, un concepto que ponía en tela de juicio a cualquier foráneo que se desempeñara en la liga.

Pero la diversidad cultural que hoy vive se debe al impacto que produjeron a fines del siglo pasado cuatro jugadores en especial. Pese a que, desde 1946, cuando el canadiense Hank Biasatti se convirtó en el primer no nacido en Estados Unidos que jugó en la NBA, cientos de europeos y latinoamericanos desfilaron por las franquicias, ninguno marcó a fuego la liga con el sello extranjero como lo hicieron Dirk Nowitzki, Manu Ginóbili, Tony Parker y Pau Gasol. La excelencia, factor común en sus carreras, quebró el prejuicio obsoleto de que la "industria nacional" superaba a todo.

El alemán fue el primero en llegar, en 1998. 19 años después, acaba de convertirse en el sexto jugador en la historia de la NBA en anotar 30,000 puntos. En ese lapso con Dallas Mavericks consiguió un MVP de la temporada regular en 2007, un campeonato, tras unas Finales en las que también fue MVP y 13 nominaciones al All-Star. Cuando arribó a la franquicia texana, esta no alcanzaba la postemporada desde 1990. Ahora, en el ocaso de su trayectoria, puede afirmar que su equipo disputó 14 de los últimos 15 Playoffs. Su legado se maximiza cuando comparan el estilo del joven Kristaps Porzingis con el suyo, como sinónimo de brillantez.

Pau Gasol, Dirk Nowitzki y Tony Parker fueron piezas claves en la consecución de sus respectivos Anillos

Poco tiempo después del arribo de Nowitzki, y desde distintas partes del planeta, Parker y Ginóbili recalaron en un mismo lugar. San Antonio Spurs se bendijo primero con la llegada del francés, y un año después apareció el argentino. Junto a Tim Duncan, quien primero los miraba con desconfianza, conformaron el trío más ganador de la historia de la liga. Los cuatro Anillos en sus vitrinas, el MVP de las Finales de 2007 logrado por el base y la elección del escolta como Mejor Sexto Hombre del 2008 son fruto de una filosofía de juego pregonada por el entrenador Gregg Popovich, basada en la sobriedad y la eficiencia de un equipo plagado de extranjeros. El plantel campeón de 2014, del que nueve jugadores no estadounidenses formaron parte, es la máxima expresión de esta ideología.

Pau Gasol al ganar su Anillo de la NBA | Foto: NBA.com
Pau Gasol al ganar su Anillo de la NBA | Foto: NBA.com

En el mismo año que aterrizó Parker, voló desde España a Estados Unidos un interno de 21 años sin ganas de perder el tiempo. Memphis Grizzlies se hizo de Pau Gasol tras la negociaciones del Draft y al de Sant Boi le bastó con una temporada para explotar. Ganó el premio al Rookie del Año por unanimidad. Luego, se adueñó de la historia de los Grizzlies, en donde es el máximo anotador y taponador.

Pero la gloria máxima lo envolvió de oro y púrpura. Kobe Bryant lo pidió especialmente. Gasol era la pieza que le faltaba a Los Angeles Lakers para reinar en la NBA otra vez. Firmó en 2008 y disputó las Finales durante tres años consecutivos, dos de las cuales lo consagraron como el primer y único jugador de España en lograr este título. Chicago Bulls y los Spurs completan una carrera que aún sigue vigente y con hambre de más. Sin embargo, son los 10 españoles que juegan en esta temporada, a los que su ejemplo les abrió las puertas, los que dimensionan la figura de Gasol.

En este All-Star, el equipo que representa a las estrellas del mundo batió al de las figuras locales por segunda vez en tres ediciones. La temporada corriente ostenta el récord de mayor cantidad de extranjeros en la liga, con 113 de 41 países diferentes. La NBA es el summum del baloncesto. Reúne a los mejores representantes del deporte. Hubo un tiempo en el que sólo se cubría de barras y estrellas. Ya no. La culpa la tienen ese grupo de virtuosos que arrojó la primera piedra.