Hablar de San Antonio Spurs es hablar, en las últimas dos décadas, de un equipo acostumbrado a la victoria. ¿Sus secretos? Sencillos. Un baloncesto exquisito como religión y un mesías canoso de raíces europeas como mentor. Un mesías que esta temporada recorre su camino más sólo que nunca, o eso creía él. Lo cierto es que, en el año I después de Duncan, los de El Álamo tienen en su mano volver a ser el mejor equipo de baloncesto del planeta.
Los sureños igualaron la pasada madrugada el récord del que hasta hoy parecía el líder irrebocable de la NBA. Con un balance actual de 52-14, Spurs y Warriors compartirán batalla de aquí hasta final de temporada por ser los dueños del Oeste. En juego está, aparte del sentimiento de crédito personal, la importante ventaja de tener el llamado 'factor campo' a favor en todas las rondas de conferencia en Playoffs. Además, de conseguir alguno de estos dos equipos el mejor récord de la NBA (como parece que así vaya a ser), las Finales empezarían y se decidirían en un hipotético séptimo partido en la cancha de la mejor franquicia en temporada regular.
Bajas sensibles son las que acusan duramente ambos equipo. Por una parte, los Warriors no podrán disfrutar de los servicios de Kevin Durant, por lo menos hasta que los Playoffs ya hayan comenzado, debido a una lesión de rodilla. En la otra cara de la moneda, los de San Antonio sufren la baja de LaMarcus Aldridge por arritmias cardíacas, del cual su baja es aún indefinida.
Con esta, los de Texas suman ya 20 campañas consecutivas clasificándose para la postemporada, récord absoluto en la historia de la NBA. Asimismo, de esas dos décadas en lo más alto, alcanzaron el primer puesto de la Conferencia Oeste en regular season hasta en siete ocasiones. En esos siete años, los Spurs lograron jugar las Finales tres veces (2013-14, 2002-03, 1998-99), ganando sendos campeonatos.
Está claro que la lucha por el trono de la mejor liga de baloncesto del mundo está en pleno fervor. La lucha por la conquista del 'salvaje Oeste' acaba de comenzar.