Ayer se vivió una noche mágica en el parqué del Target Center de Minneapolis. Hacía la friolera de 21 años que no se vivía un duelo tan dramático en la NBA. Dos equipos y un solo destino. El octavo puesto de la Conferencia Oeste en el horizonte. El que ganase tenía el puesto, el único que quedaba por certificarse en toda la Liga. Las dos escuadras llegaban al partido con un récord de 46-35. O la novena aparición de los Wolves o romper la racha de cuatro años sin aparecer en la lucha final por el anillo. Ganó agónicamente el equipo de Thibodeau y jugarán por el anillo 14 años después de la última en 2004 cuando aún Kevin Garnett jugaba en Minneapolis.

Final agónico para cerrar una temporada sin resolver a estas alturas

Así llegaron al último partido de temporada regular los dos equipos, como ese estudiante que deja todo para el último día y claro, luego pasa lo que pasa. Que el partido se fuese al tiempo extra fue un resumen perfecto para la temporada. Lo que le pasaría al estudiante es que le espera junio. El partido en sí tuvo el suspense de esperar. Jokic tuvo en su muñeca llevar a la gloria a los Nuggets, pero llegó Gibson como salvador y le robó el balón y el partido a los Nuggets que durante los 10 extras estuvieron ausentes. El partido tuvo como guionista a JJ Abrams, y con Denver fuera del partido en los primeros minutos de la prórroga, Minnesota supo imponerse. Cuando parecía que volverían a igualar el partido los Nuggets a falta de 14 segundos y seis milésimas Barton falló el tiro del empate a 108. Entonces apareció el dominicano Towns que con un rebote y un pase a Wiggins decidió el partido. Dos tiros libres para el americano y más cuatro para los locales. 110-106 para los locales. Tiros libres para Jimmy Butler que volvió al quinteto cual salvador para su equipo, dos tiros libres más y ventaja de 6 con la que finalizó el encuentro.

Nervios, pero controlados

Haciendo un flashback, la primera parte recordó en todo a una final. Nervios por fallar y darle ventaja al rival, ese al que analizo hasta en la cadencia de parpadeo de los ojos del tipo del agua. Todo esto hasta que Towns quiso y apretó el botón de hammer time. Ocho puntos al primer descanso inter cuartos y 29-26 para los suyos. Denver creyó en la victoria en el momento que Jokic quiso aparecer por el Target Center. Se hicieron insuficientes sus 35 puntos.

Segunda parte, el pánico local ante un aro que parece enano

Segunda parte llena de box to box. Y ahí se vio dudar a Minnesota. Algo que se antoja normal si tienes parciales de cero- ocho en contra. A falta de poco más de 14 segundos, robo de Gibson y al extra.