Los Rockets empataron la pasada noche la serie en un partido de infarto. Los Warriors se mantuvieron muy superiores durante el primer y el tercer cuarto, pero se dejaron ir en el segundo, y, especialmente, en el último, en el cual solamente anotaron 12 puntos. 12 puntos de por sí ya es un mal cuarto, pero lo es peor aún para los Warriors, que son uno de los equipos con mayor producción ofensiva de la historia.
Además sucedió una última jugada algo extraña para ser los Warriors. El partido iba con dos abajo de diferencia en su contra y realizan una jugada fea. Tratan de correr hacia el aro, pero se encuentran bien defendidos y finalmente su intento de empatar es un tiro de Klay Thompson dándose la vuelta y con el defensor encima. Si bien es cierto que es posible que Thompson haya metido estos tiros antes, no parece la jugada más fácil para tratar de empatar un partido, más aún viendo la capacidad de generar buenos tiros que tienen los de Golden State.
Por ello, Steve Kerr fue preguntado en rueda de prensa por esta última posesión, y si debería haber pedido un tiempo muerto o no. "Al principio no lo pedí, creía que tendríamos un mejor tiro en la transición. Por eso dejé la jugada", comentó el entrenador. Hace referencia a cuando su equipo cogió un rebote defensivo con 11 segundos del final. Ahí al principio, no pidió el tiempo. Sin embargo, reconoció que al final si que quiso pedirlo, pero que no pudo.
"Yo quería un tiempo muerto. Draymmond (Green) trató de pedirlo también, cuando quedaban unos cuatro segundos de partido", comentaba Kerr. "Los árbitros no estaban mirando, no miraron al banquillo ni a Draymmond, por lo que finalmente no pude", añadió.
El último cuarto fue algo desastroso para los Warriors, que tuvieron una racha muy mala, y el final de partido resultó ser igual. Se fallaron tiros libres que podían haber acercado algo más al equipo, y la gestión de la última jugada no pareció ser la mejor.
Aún así, ni de lejos está todo perdido para los de Oakland. Ahora viajarán a Houston, y los Rockets se volverán a enfrentar una vez más a los serios problemas que ocasiona un equipo tan fuerte como este de Golden State.