El recién firmado jugador de los Golden State Warriors, DeMarcus Cousins, es un hombre peculiar. Es conocido de sobra por la liga por sus extravagancias y por sus continuas y probables salidas de tono, tanto en la cancha como fuera de ella. Desde su llegada a los Sacramento Kings, es uno de los habituales en la lista de mayor cantidad de faltas técnicas, y de los jugadores más odiados por sus rivales. 

Aun así, este jugador es uno de los más determinantes de la liga. Un pivot fuerte y hábil, hay muy pocos jugadores que puedan compararse con él y salir victoriosos. Hasta que se lesionase en invierno de la temporada pasada, era el mejor jugador de un equipo en el que está Anthony Davis, y uno de los candidatos al MVP. Sin embargo, su lesión le hizo perder caché y ha terminado firmando por poco más de cinco millones de dólares por los actuales campeones, los Warriors. 

Una decisión muy controvertida, pues no suele ser de buen grado ver como un jugador con tanto potencial (si se recupera correctamente) recala en uno de los equipos más fuertes de la historia. Esto ha llevado a multitud de críticas contra el jugador, acusándole de traidor y de escoger el camino fácil. 

Por todo esto ha sido preguntado en una de sus primeras ruedas de prensa como warrior, y el jugador no ha podido ser más claro. "No me importa". El jugador, además, ha dicho que es realmente bueno estar en la franquicia californiana. Ha hablado, además, de su lesión. A pesar de que la mayoría de los expertos han dicho que es imposible, el jugador sigue asegurando que llegará sano para el training camp

El tiempo pasa, y el jugador quiere volver cuanto antes, probablemente para conseguir en la temporada que viene dar el nivel exigido para el contrato máximo que el jugador quería y que no le han ofrecido, y por el cual ha decidido unirse a los vigentes campeones.