Todo deporte se queda en papel mojado sin la presencia de los aficionados. Algunos tienen más capacidad de movilizar a las personas que otros, como por ejemplo el ciclismo, que allá por cada localidad que pasa, y allá por cada curva que toma, tiene a miles y miles de fieles bordeando las cunetas.

La bicicleta levanta pasiones. Los héroes de la carretera cuentan siempre con observadores, gente que quiere ver en primera persona sus hazañas. La historia se escribe en la carretera, pero la fuerza, la garra, la pasión la energía y la motivación necesarias para dar ese plus y hacer la machada, llegan desde la cuneta.

Nómadas

Cada año la afición vasca inunda las cunetas de las mejores carreras

Holanda y Bélgica son la cuna del ciclismo. Allí bicicleta es más que un deporte. Son lugares en los que cada hazaña entra en los libros de historia. Pero si hay un lugar donde este noble deporte ocupe un puesto de honor, es en el País Vasco. 17625 metros cuadrados llenos de pasión, admiración y devoción por ver, sentir y vivir de primera mano cada pedalada, cada caída, cada victoria, cada paso de unos deportistas que agradecen la presencia de los mismos en los bordes de la carretera.

Los aficionados al ciclismo, los vascos no iban a ser menos, son los últimos nómadas que quedan. Muchos tienen la auto caravana como su único hogar, y con ella viajan por toda Europa. Desde las clásicas de Holanda y Bélgica en abril, hasta las ascensiones de los Alpes y los Pirineos en julio, pasando por las carreteras italianas en mayo

La pasión de Euskadi por el ciclismo tomó protagonismo con la entrada del Euskaltel. El color naranja, característico de la empresa telefónica, se trasladó a las cunetas. Surgió la ‘marea naranja’ que inundan con colores vivos, con las Ikurriñas y con sus gritos cada ascensión de las mejores carreras del mundo.

Son aficionados que siente pasión por el equipo Euskaltel, pero que con gran nobleza y respeto, animan a cualquier ciclista que pase. Tanto los primeros, como los últimos, encuentran en estos una razón para seguir pedaleando, para seguir adelante.

Agradecidos

Los corredores se muestran apasionados ante la magnitud de la afición vasca

Desde corredores locales como Zubeldia, Igor Antón o Beñat Intxsausti, hasta corredores extranjeros como Andy Schleck, Allan Davis, quien ha afincado su residencia en San Sebastián, o Jens Voigt, todos han admirado públicamente a la afición de Euskadi. Incluso éste último, le dedicó una carta abierta que fue publicada por ETB.com.

En el texto, con fecha de abril de 2011, el corredor alemán agradecía “a todos los aficionados vascos, que siempre han estado ahí”, el enorme entusiasmo con el que viven la carrera, un entusiasmo que les hace únicos. “Mi primera victoria fue en la Vuelta al País Vasco de 1998, […] fue un día frío y lluvioso, muchos de ellos vieron el final de la etapa y un gran número de ellos se quedaron a la ceremonia del podio. Éste fue el momento que empezó mi amor y respeto con el País Vasco y la gente que vive allí”, reza un fragmento de la carta.

De bandera

Pasillo humano en Alpe D'Hez. (Foto: Svelo.com)

La afición ciclista, independientemente de su lugar de origen, siempre ha sido una afición de bandera. Da igual belga que francés, alemán que británico, todo el mundo quiere inmortalizar la bandera de su Estado junto con sus ídolos, y es que por la constancia, el ímpetu y por el color que dan los que acuden a ver el ciclismo en directo ofrecen a sus héroes un homenaje en cada metro de carretera.

Foto cuerpo de texto: Yazuka Wada.

Afición vasca en la subida al Vivero, en la Vuelta a España 2011