Alexis Sánchez llegó a Barcelona en 2011. 'El niño maravilla', apodado así en Chile, daba un salto en su carrera. El delantero iba a dejar atrás el Calcio para fichar por uno de los clubes más exigentes del mundo. Nadie dijo que fuese fácil. Tres años después, ha dejado atrás su apodo. 'El niño maravilla' se ha convertido en Brasil en 'el adulto maravilla'.

Líder de 'la Roja', Alexis ha demostrado en Brasil que está hecho de otra pasta. Atrás quedó su falta de confianza en sus primeros meses en Barcelona. Ha evolucionado. De niño ha pasado a adulto. Mentalmente, se ha convertido en otro jugador. Como en cualquier proceso de niño a adulto, la madurez ha sido un punto esencial. Ahí, Alexis ha crecido para llevar a los suyos a cotas insospechadas.

Pero el proceso no iba a ser sencillo. El tocopillano llegó a la Ciudad Condal con una confianza brutal. Además de mejor jugador del Calcio, su relación con el gol parecía inseparable. En Barcelona, con un público exigente, vio como poco a poco se diluía todo lo que había conseguido. Pitos, murmullos e incluso risas. Alexis no empezó bien y eso le pasó factura. Pero no es un jugador cualquiera. Luchó por hacerse un hueco en un estilo de juego contrario a lo que estaba acostumbrado. Peleó cada balón como si fuese el último. Y poco a poco, el nivel de juego creció y creció.

"Solamente cuando madura cae el fruto de la fortuna"

Lo más difícil para el delantero fue, seguramente, madurar futbolísticamente. Debía minimizar algunos de sus recursos para potenciar otros. Su capacidad de regate disminuyó consiguiendo maximizar su visión de juego. En Chile, puso en práctica todo lo que había aprendido en Barcelona. No tuvo miedo a bajar a recibir, exponiéndose al fallo, para intentar ser la figura de un equipo que necesitaba a un jugador diferente.

Su mal inicio en Barcelona le afectó también en la selección. Recibió duras críticas antes de llegar a Brasil. Muchas. Pero volvió a pelear. Volvió a levantarse para poner patas arriba Brasil y llevar a los suyos hasta octavos.

Sampaoli, como Bielsa, tenía claro que debía ser la pieza angular de un proyecto sin límites. Alexis es el jugador con más libertad posicional del equipo. Como en Udinese, es mediapunta, segundo punta y delantero centro en un mismo partido. Toca de espaldas, juega al espacio, tira desmarques y remata como un nueve. La libertad es total. Y así, como Neymar en Brasil, se siente cómodo. Es la voz cantante de un coro que no comete fallos. Todos son igual de importantes y todos van a una.

¿Qué pasa en Barcelona?

Messi, Iniesta, Xavi, Cesc Fàbregas o Neymar, entre otros. Alexis es una pieza más del engranaje, pero no la esencial. Se puede vivir sin él. Su protagonismo baja a la par que su potencial. Precisamente por eso, no es sencillo adaptarse a un club como el FC Barcelona. Quizás hay demasiados gallos en un solo corral. Quizás harían falta cuatro balones para que todos rindiesen a su máximo nivel. Pero lo cierto es que Alexis debe bajar su potencial para ayudar al colectivo. Algo complicado de ejecutar y más de asimilar. En Barcelona, se pide que aparezca el Alexis de Chile pero es algo imposible. Completamente irreal.