El primer partido del grupo E de la Eurocopa de Francia 2016 nos dejó un empate a uno entre las selecciones de República de Irlanda y Suecia. La selección de Martin O’Neill volvía a París tras aquella fatídica noche de repesca, y la famosa mano de Henry que dio la clasificación a los franceses para el Mundial de 2010; pero quisieron eliminar fantasmas cuanto antes y se hicieron con el mando del partido des del principio. La movilidad entre líneas por parte de Hoolahan, Walters y Hendrick era un dolor de cabeza constante para la zaga sueca. Una selección de Suecia que se vio sorprendida y sin respuestas ante el arranque arrollador de Irlanda. Además, su máxima estrella, el ex jugador del Paris Sant Germain Zlatan Ibrahimovic, se vio totalmente anulado por la defensa irlandesa, y los de Hamren quedaron expuestos en este primer tiempo a uno de sus principales problemas: su falta de un plan “B”, que ejemplifica perfectamente que su dependencia de Ibrahimovic es total.

Irlanda rozó el gol en varias ocasiones en esta primera mitad, especialmente en un disparo de Hendrick que se estrelló en el larguero o en un balón centrado al segundo palo por Brady que O’Shea no pudo empujar a la red por escasos centímetros. La superioridad mostrada por Irlanda era manifiesta, y lo peor para la selección sueca era que no aparecían síntomas de cambio. Además, todo se complicó para ellos cuando Hoolahan acabó con la falta de puntería que estaban teniendo hasta entonces los jugadores de Irlanda y consiguió materializar la primera ocasión que tuvieron en la segunda parte. Un centro desde la banda derecha lo remató el jugador del Norwich City con una bonita volea que cruzó lo necesario para evitar la intervención de Isaksson.

Los irlandeses se adelantaron en el marcador de la mano de Hoolahan | Foto: UEFA.com

Entonces se produjo una de las claves del partido; Irlanda estaba siendo muy superior a su rival durante esos 50 minutos, y el gol fue un duro varapalo para los hombres de Hamren, que veían como se les podía escapar de las manos el primer partido de esta Eurocopa ante la que era, a priori, la selección más débil de este grupo E. Pero entonces, en lugar de sacar el rodillo y buscar la sentencia del partido, los hombres de O’Neill optaron por la opción más cobarde. Los jugadores de la República de Irlanda dieron un paso atrás, abandonaron totalmente las ansias de anotar ese segundo gol que les diese la tranquilidad, y apostaron por reforzar su defensa y defender la mínima ventaja de la que disponían. Ante esto, Suecia se fue desesperada a por el empate y, pese a que durante los minutos que llevaban de partido habían mostrado un escaso fútbol, los de Hamren encontraron un argumento para creer en el empate, sobre todo a través de las interminables galopadas de Olsson por la banda izquierda y de la presencia de uno de los mejores de esta Eurocopa de Francia 2016, Zlatan Ibrahimovic.

Ibrahimovic aparece en el momento justo

El delantero, ex jugador del Paris Sant Germain, apareció en el partido justo a tiempo. En el minuto 72 consiguió soltarse por un instante de los férreos y efectivos marcajes que había recibido durante todo el partido por los dos centrales irlandeses, combinó con sus compañeros en la frontal y ejerció de extremo para sacar un centro envenenado desde la línea de fondo. Allí apareció Larsson para empujarlo a la red pero se anticipó el defensa de Irlanda, Clark, que no supo dirigir con acierto su cabezazo, e introdujo el balón en su propia portería.

Celebración de los suecos ante su afición del gol del empate | Foto: UEFA.com

A partir de ahí, el partido se convirtió en un correcalles donde ambos equipos buscaban insistentemente el gol del empate, pero este finalmente no llegó y los dos equipos se llevaron un insuficiente reparto de puntos. El delantero irlandés Hoolahan fue designado como el mejor jugador del partido.

Hoolahan fue designado por la UEFA como mejor jugador del partido | Foto: UEFA.com

Por otra parte, cabe destacar que ambos equipos sabía que este era el partido para sumar con ambición, ya que ahora les espera Italia y Bélgica, y ahí les hará falta más que un buen primer tiempo de fútbol o un chispazo de Ibrahimovic para sacar algo positivo.