No hay duda de que el 2017 ha sido un año atípico para el Manchester United. Con la ilusión del millonario fichaje del francés Paul Pogba, procedente de la Juventus, y de un José Mourinho que llegaba a Manchester con la intención de convertir de nuevo a los ‘Red Devils’ en un equipo temible y competitivo, parecía que todo volvería a ser como antaño, que el espíritu de Sir Alex Ferguson estaba más cerca que nunca de regresar y para quedarse. Bien, lo hizo a medias. Porque el United ha podido levantar dos títulos este año (Europa League y League Cup), pero se quedó lejos, muy lejos de siquiera aspirar a quedarse con la Premier League 2016/2017. Quien sí lo hizo fue el Chelsea de Conte, que se alzó con el campeonato con nada más y nada menos que 93 puntos, 24 más que el conjunto dirigido por José Mourinho. Una brecha demasiado amplia.

Una fantástica racha en Premier League que no sirvió de mucho

Probablemente, cualquier club de fútbol del mundo firmaría estar invicto en la competición doméstica durante la friolera cantidad de 25 partidos, un hito que consiguió el Manchester United entre la novena y la trigésimo jornada de la pasada liga. De octubre a mayo, 13 victorias y quizá, demasiados empates, 12, lo cual le restó muchas posibilidades a los ‘Red Devils’ de pelear por la Premier League, haciendo inservible e insuficiente la racha de imbatibilidad. En cualquier caso,  fue el Arsenal de Wenger el verdugo de Mou, que sucumbió ante los del norte de Londres por dos goles a cero en el Emirates Stadium.

Manchester United ganaba en Europa pero no convencía en Premier | Foto: ManUtd
Manchester United ganaba en Europa pero no convencía en Premier | Foto: ManUtd

Que el United consiguiera más empates en liga (15) que cualquier otro equipo de la competición fue con total seguridad una de las causas que hicieron que los pupilos de José Mourinho no pudiesen alcanzar los puestos de arriba de la Premier League. Con un juego poco fluido, previsible y de escasa producción ofensiva salvo por las apariciones puntuales (hasta abril) de Zlatan Ibrahimovic, los de Old Trafford se vieron relegados al sexto puesto de la clasificación con 69 puntos, 7 menos que los que necesitó el Liverpool de Klopp para acceder a las eliminatorias previas de Champions League que se disputaban en verano. Con semejante escenario, al Manchester sólo le quedaba una bala en la recámara a la que tenían que agarrarse como a un clavo ardiendo: la finalísima de la UEFA Europa League. De ganarla, se cumplía el objetivo de estar en la edición 2017-2018 de la Champions League.

Copas con sabor agridulce

El comienzo del año en el norte de Europa siempre trae consigo el inicio de una competición histórica. Y lo hace en Inglaterra, donde los equipos de Premier League empiezan su andadura en la FA Cup a pesar de que el torneo se inaugura meses antes para los clubes más modestos, que disputan la primera y segunda ronda con el sueño de llegar a enfrentarse a los gigantes en una hipotética tercera.

Así pues, el  Manchester United se dio un festín en su primer partido de FA y barrió al Reading de la Championship, eliminándole con un resultado de 4-0. Lo mismo hizo con el Wigan Athletic y con el Blackburn Rovers, aunque contra estos últimos lo tuvieron más complicado los de Mourinho, que llegaron a verse por detrás en el marcador pero consiguieron darle la vuelta con los goles de Rashford e Ibrahimovic. Al United le aguardaba en cuartos de final un Chelsea que ya se veía campeón de la Premier. Un solitario gol de Kanté sirvió para que los ‘Red Devils’ se vieran apeados de la competición y para que el equipo de Conte tirara por la borda  la racha de imbatibilidad del Manchester United de casi cinco meses sin perder un solo partido.

Sabor agridulce el de las Copas porque si bien es cierto que la eliminación a manos del Chelsea en la FA dolió, también lo es que en la League Cup la suerte a cargo del United no fue la misma. Eliminando al Northampton Town, a todo un Manchester City, al West Ham y al Hull City en semifinales y a doble partido, José Mourinho plantó a su equipo en la final que se jugó en Wembley y ante el Southampton. Allí, ante más de 85000 almas, ambos conjuntos desplegaron un espectáculo digno de una final inglesa. El United se puso dos a cero arriba pero Gabbiadini, en un abrir y cerrar de ojos, colocó el empate en el luminoso. Cuando el partido parecía que se iba al tiempo extra, apareció Zlatan Ibrahimovic para cabecear al fondo de las mallas un pase de Ánder Herrera y para, de paso, escribir su nombre en la historia del Manchester United. Era el segundo título de Mourinho después de la Community Shield ganada ante el Leicester en el verano de 2016.

Ibrahimovic fue el gran talismán del equipo durante la primera mitad del año | Foto: ManUtd
Ibrahimovic fue el gran talismán del equipo durante la primera mitad del año | Foto: ManUtd

El reto de la primera Europa League de la historia

Es bastante común en esto del balompié que cuando un club gigante se juega ganar un título menor, la motivación sea que nunca antes se ha ganado. Nunca en la historia. En el caso del Manchester United fue una de las razones -pero al final, dadas las circunstancias, no la única- por las que Pogba y compañía lo dieron todo a lo largo de todo el torneo de Europa League. Clasificados como segundos de grupo para la fase final, por detrás del Fenerbahçe turco, que logró 13 puntos por los 12 del United, los de Mourinho se encontraron con la piedra del Saint-Etienne en los dieciseisavos de final. El 0-4 en el cómputo global reflejó que no lo tuvieron muy difícil para avanzar de ronda.

No tan fácil fueron las eliminatorias siguientes. Y es que hasta llegar a la final de Suecia ante el Ajax, el Manchester United tuvo que emplearse a fondo para sobrevivir. Ni ante el Rostov, ni ante el Anderlecht o contra el Celta, lograron los de Mourinho pasar con más de un gol de diferencia en el resultado total. Incluso, tuvieron que utilizar el comodín de la prórroga para poder superar al Anderlecht. Marcus Rashford fue héroe esa noche poniendo el 2-1 definitivo en el minuto 107 y dando a su equipo el pase a semifinales, donde esperaba el Celta de Vigo. La celebración del triunfo ante el equipo belga se vio en parte aguada por la grave lesión que sufrió Ibrahimovic después de apoyar mal la rodilla derecha tras un salto. El sueco dijo adiós ese día a la temporada y, parecía, también al Manchester United. Aunque al final no fue así.

La lesión de Zlatan Ibrahimovic fue un antes y un después en la temporada | Foto: UEFA
La lesión de Zlatan Ibrahimovic fue un antes y un después en la temporada | Foto: UEFA

Y llegó el día D. El día en el que el Manchester United se jugaba el año entero. Cara o cruz, a pesar de la Community Shield y la League Cup. Porque todo lo que fuera no estar la temporada siguiente en Champions League se consideraría un fracaso. Y allí se plantaron los de Old Trafford, en el Friends Arena de Estocolmo, dispuestos a cumplir su acometido. Enfrente estaba un Ajax elogiado por media Europa. Repleto de juventud y ansioso de gloria, lo cual no fue suficiente para el cuadro de Peter Bosz. La solidez y la experiencia del Manchester United en el viejo continente fueron demasiado para un Ajax con ilusión pero sin mordiente. Los goles de Pogba en el 18´ y de Mkhitaryan en el 48´ sirvieron para que el Manchester United levantara la Europa League, la primera de su historia, y para que los ‘Red Devils’ volvieron de donde nunca debieron irse: la máxima competición continental, la Champions League.

Objetivos renovados

Con la tan esperada clasificación a la UEFA Champions League, José Mourinho sabía que su equipo necesitaba refuerzos a la altura de la máxima competencia europea, especialmente un delantero capaz de suplir al que había sido goleador de la temporada anterior, Zlatan Ibrahimovic.

Tras un año en el que no logró ser la pieza clave que solía ser para el equipo, Wayne Rooney acordó marcharse del equipo donde se convirtió en leyenda del fútbol inglés, regresando así al Everton, su primer amor. Mourinho había pedido al menos un refuerzo en cada línea para mejorar el desempeño de la última temporada. Con esa premisa en mente, arribaron Víctor Lindelof y Nemanja Matic.

Wayne Rooney dijo adiós al final de la última temporada | Foto: ManUtd
Wayne Rooney dijo adiós al final de la última temporada | Foto: ManUtd

El defensor es un proyecto del propio Mourinho, quien quiere transformarlo en su Rio Ferdinand. Por otra parte, el mediocampista serbio fue una absoluta sorpresa, ya que había sido figura en el Chelsea campeón y Antonio Conte lo tenía en su consideración, pero un inesperado giro de eventos hizo que su representante levantara el teléfono y llamara a las oficinas del Manchester United para ofrecer a su futbolista. Mourinho ni lo dudó, era el jugador indicado para darle estabilidad al mediocampo y soltar a Paul Pogba para que jugara más adelantado y con más libertad.

Para reemplazar a Zlatan Ibrahimovic, el entrenador portugués siempre manejó dos nombres: Álvaro Morata y Romelu Lukaku, dos viejos conocidos, uno de Real Madrid y otro de Chelsea. Finalmente, ante lo dilatado de las negociaciones, el español terminó inclinándose por el Chelsea, donde lleva una buena temporada, mientras que el que arribó fue Lukaku, a cambio de €84.700.000.

Romelu Lukaku generó mucha expectativa pero luego se apagó | Foto: ManUtd
Romelu Lukaku generó mucha expectativa pero luego se apagó | Foto: ManUtd

Conformando a todos, el belga fue figura durante los primeros partidos de la 2017/18, marcando en varios partidos y siendo una pieza clave que incluso hacía dudar de si Manchester United le ofrecería la renovación a Zlatan Ibrahimovic, cuyo contrato había vencido a mitad de año. Pero el globo se pinchó y hoy Lukaku ya no es ese jugador en el que todos confiaban, especialmente con sus fallos en partidos clave, como ante el Manchester City.

Es curioso mencionar a los 'Citizens', cada vez más lejanos a sus vecinos del United. Si bien ambos compartieron una buena racha invicta, los 'Red Devils' sufrieron su primera derrota en una catastrófica tarde ante Huddersfield Town, un equipo muy inferior a lo que eran los de Old Trafford. Pero vale retroceder en el tiempo hasta el inicio de temporada, con la Supercopa de Europa ante Real Madrid, donde el Manchester United no hizo un mal papel e incluso mereció un poco más de lo que se llevó, un 2-1 en contra.

En los pasillos de Old Trafford se sabía que el objetivo principal era volver a ser campeón de la Premier League, algo que el club no consigue desde la partida de Sir Alex Ferguson, apostando por realizar un buen papel en la UEFA Champions League. Hoy las prioridades cambiaron y, curiosamente, es el certamen europeo el que puede salvar el año del Manchester United y del propio José Mourinho.

Parece extraño hablar de que la Premier League ya no es un objetivo para el United, tomando en cuenta que la comenzó con tres triunfos consecutivos, dos por 4-0, mismo resultado que se repitió después ante Everton y Brighton Hove Albion. Pero la debacle comenzó con el empate 0-0 ante Liverpool, con un parón de selecciones en el medio. Tras ese partido, los de Old Trafford superaron al Benfica en Portugal gracias a un error del guardameta, pero luego cayeron por 2-1 ante Huddersfield y nunca más lograron convencer en su funcionamiento.

El Manchester United no logra levantar cabeza en la Premier League | Foto: ManUtd
El Manchester United no logra levantar cabeza en la Premier League | Foto: ManUtd

Derrotas ante Chelsea y Basel fueron la premonición perfecta de lo que ocurriría en el "Teatro de los Sueños", donde Manchester United recibió al equipo de Pep Guardiola y cayó por 2-1 en el partido que era la plataforma perfecta para volver a despegar. Tras eso, llegó la insólita eliminación ante Bristol City en la EFL Cup, donde el equipo lució completamente apático y con un estilo de juego que fue insuficiente incluso para vencer a un rival de Championship.

Dos empates se sucedieron en los partidos posteriores y es ahora mismo donde José Mourinho se hace más preguntas. En febrero llegarán los octavos de final de la UEFA Champions League, ante Sevilla, mientras que la Premier League ya parece inalcanzable. Para poder seguir con vida lo máximo posible en las dos competiciones, el entrenador portugués busca disponer de un amplio presupuesto, a la altura del que tiene Manchester City, para poder competir con la escuadra de Guardiola, con grandes fichajes y festejar a final de temporada.