Guía selección costarricense​ 2018: fortaleza en defensa y rapidez en ataque

Para llegar al gran evento de este verano, entraría Costa Rica en la fase 4 de clasificación de la CONCACAF; y lo haría en el grupo B con Panamá, Haití y Jamaica como compañeros de viaje. Quedaban, a estas alturas, 12 equipos vivos en esta zona para disputar las 3,5 plazas (tres directas y la posible ultima, mediante eliminatoria). Superaría Costa Rica con absoluta solvencia ese su primer escollo (cinco victorias y apenas un empate a domicilio en Jamaica) y se clasificaría, como primero de su grupo para el ‘famoso’ hexagonal final.

México, Estados Unidos, Panamá, Honduras y Trinidad y Tobago serian, en este caso, los rivales. Pese a un desempeño un tanto irregular, se clasificaría Costa Rica en segunda posición y solo por detrás del gran favorito, México, obteniendo, así, su billete directo para Rusia 2018.

Y todo esto de la mano del técnico costarricense Oscar Ramírez quien fuera elegido en agosto de 2015 como nuevo seleccionador, tras la tormentosa salida del mítico Paolo Wanchope. De 53 años, exfutbolista e internacional por su país (con la nada despreciable cifra de 75 encuentros internacionales disputados), es Ramírez un técnico que se caracteriza por ser un estudioso del futbol, por su profundo conocimiento táctico, por ser un experto en hacer cambios que cambien el rumbo de los partidos… Y buena prueba de todo lo anterior es que un técnico que apostaba en sus clubes por un 4-2-3-1 bastante ofensivo; incluso, con la variante del 4-4-2 en rombo... llego a la selección y vistos los precedentes y los jugadores de que disponía, decidió mantener el esquema: 5-4-1, o un 5-3-2; pero siempre manteniendo los cinco defensas, cosa nunca había en sus clubes (Belen FC y Alajuelense, básicamente).

Y ese 5-4-1 adoptado del colombiano Jorge Luis Pinto, director técnico de la selección ‘tica’ en Brasil 2014, se basa en unos principios muy claros: seguridad defensiva, siempre con cinco zagueros, presión en todas las zonas del campo y, tras robo de balón, rápida salida al contraataque. El mediocampo se estructura en base a dos pivotes centrales, que hacen mantener el equilibrio del equipo y dos medios de banda/extremos, Christian Bolaños y otro mítico de la Costa Rica moderna: la ‘comadreja’ Bryan Ruiz. Y delante, como teórico referente ofensivo y en otra de las peculiaridades de esta selección, Marcos Ureña, un medio ofensivo, un mediapunta, pero nunca un delantero centro. El hoy jugador de Los Angeles FC (tras haber recorrido Rusia o Dinamarca) actúa como 'falso 9' aprovechando su notable llegada a gol pero, también, aprovechándose su equipo de su capacidad combinatoria para generar juego.

Y su gran estrella, aunque resulta poco habitual en este mundo del futbol moderno, donde parece solo cuentan los que marcan goles (y no los que los evitan) es su portero, Keylor Navas, arquero del Real Madrid y un absoluto ídolo en su país natal. Portero de grandes reflejos y colocación, dicen no tiene ‘técnica’ … ¿es, de verdad, tan importante para defender una portería?

Lo tendrán difícil los ‘ticos’ en Rusia por mor de su escasa fortuna en el sorteo: Con Brasil, Serbia y Suiza como compañeros de viaje y dando (casi) por perdido su enfrentamiento con Brasil, habrá que ver si el manejo táctico de Oscar Ramírez permite a Costa Rica plantar cara (y sacar puntos, que eso se trata esto) a serbios y suizos. Pero, cuidado, que Costa Rica, prácticamente con los mismos jugadores, ya llevó a cabo una gesta histórica en Brasil 2014: primera en un grupo completado por Uruguay, Italia e Inglaterra, vencedores ante Grecia en octavos de final y únicamente derrotados por Holanda, en cuartos de final y en la tanda de penalties.

Análisis de la selección