La fiesta no acaba hasta que cierra el VAR y Vardy por tres

Durante esta pasada jornada podíamos esperar buenos partidos, y así se fueron confirmando. El sábado servía para abrir el apetito, y el entrante era un Brighton contra Manchester United en el Amex Stadium.

El sábado para la presentación

A priori, los red devils eran los favoritos, pero el conjunto de Graham Potter le plantó cara, y si no fuera por los cinco disparos al palo de las gaviotas, los tres puntos hubiesen acabado en casa. Los locales superaron al United en remates (15-5) y en córners (7-0), pero esto no gana partidos. El Manchester llegó al descuento con un 2-1 a favor, sin embargo, March remató a bocajarro en la portería de De Gea para poner las tablas. Cuando parecía que se repartían los puntos y que el colegiado señalaba el final, el VAR avisó de un posible penalti de Maupay, el cual convirtió Bruno Fernandes para poner el definitivo 3-2 y el primer gol de la historia de la liga tras el pitido final. No estaba mal para ser el entrante.

Pocos minutos después llegó el primer plato, un Crystal Palace - Everton para ver si los toffees iban en serio con Ancelotti o bajaban el ritmo. Los entrenados por el italiano salieron con ganas de mantener la posesión y ponerse arriba en el marcador con un tanto de Calvert-Lewin, que está muy acertado en este inicio de campaña. Las águilas empataron por medio de Kouyaté, en un cabezazo inapelable, pero Richarlison batió de penalti a Vicente Guaita para consolidar los nueve puntos de nueve del Everton.

El postre se adelantó al encuentro entre West Bromwich Albion y Chelsea. El recién ascendido salió en avalancha sobre el arco defendido por Willy Caballero y se puso 3-0 al descanso. Frank Lampard debía reaccionar si quería sacar algo de provecho, y metió en el campo a los jóvenes, quienes le resolvieron la papeleta y consiguieron un 3-3 gracias a goles de Mount, Hudson-Hodoi y Tammy Abraham, este último en el minuto 93 en un balón que se encontró a puerta vacía. Un punto que no justifica el enorme gasto del verano, aunque es pronto para criticar la apuesta de los blues.

El menú del sábado lo cerraba la visita del Southampton a Turf Moor. Allí le esperaba el aguerrido Burnley de Sean Dyche, el cual, sorpresas te da la vida, ganó la posesión (52%), pero los de Hasenhüttl se aferraron a su goleador Danny Ings para robar los tres puntos del feudo de los clarets.

Los domingos no son para descansar

La jornada dominical deparaba un Sheffield United contra Leeds United en el campo de los ‘blades’. El choque de estilos entre Wilder y Bielsa se resolvió en el minuto 88 gracias a un tanto de Patrick Bamford, el cual coloca al Sheffield como colista del campeonato.

Nada más finalizar este choque, Peter Bankes señaló el inicio del Totteham Hotspur – Newcastle United, en la capital inglesa. La cita fue controlada por los spurs de principio a fin con Darlow sufriendo para evitar una goleada. El arquero de las urracas sacó hasta 11 tiros a portería, dando opciones a su conjunto en alguna jugada aislada. Esa acción individual llegó en el descuento, en un penalti cometido por Dier al tocar el balón con la mano, y el flamante fichaje del Newcastle, Callum Wilson no falló desde los once metros para colocar el definitivo 1-1.

La Premier nunca defrauda, y en el partido entre Manchester City y Leicester City se pudo disfrutar de lo lindo. Los sky blues se adelantaron, como parecía lógico, pero Jamie Vardy volvió loca a la defensa de los cityzens y fulminó con un hat-trick, golazo de tacón incluido. Maddison primero, y Tielemans después, certificaron la victoria de los foxes en el Etihad Stadium para colocarse líderes de la liga y demostrar que no fue suerte su clasificación a Europa la pasada campaña.

Uno de los que se quedaron sin esa competición continental en la 2019-2020 fueron los Wolves, que visitaban el London Stadium para cerrar el día. El West Ham de David Moyes querían reivindicarse y anotaron sin parar hasta poner un 4-0 en el marcador, con dos tantos del fichaje procedente del Hull City del curso pasado, Jarrod Bowen, un nefasto gol en propia puerta de Raúl Jiménez, y la puntilla en el 93’ de Haller.

Un lunes poco lunes

Si los dos días anteriores eran un menú de gala, tocaba redondear con una fiesta. Primero vendría el calentamiento con un enfrentamiento entre Fulham y Aston Villa, rivales directos por el descenso. Los villanos se pusieron por delante muy rápido, con un gol de su estrella, Grealish a los cuatro minutos. Poco después, Hourihane puso el 2-0, y Mings sentenció en el 48’ para llevarse los tres puntos de Craven Cottage.

La guinda del pastel, o la última copa en esta fiesta del fútbol, fue un Liverpool contra Arsenal en Anfield. El choque comenzó con los reds amenazando la portería de Leno, quien se jugaba una y otra vez el gol en contra al seguir el estilo de Arteta y sacar en corto con sus defensas. El primer tanto, sin embargo, lo anotó Lacazette, en su centenario como jugador gunner, abriendo el cielo de esperanzas de los londinenses por llevarse tres puntos de un campo que llevaba 40 partidos sin ver a un visitante ganar. Esto iba a durar poco, y es que Sadio Mané batió al guardameta alemán tras una buena jugada de Salah, y que acompañado del gol de Robertson poco después, puso el 2-1 para el Liverpool al llegar al descanso. El baile no iba a finalizar aquí, y en la segunda parte el Arsenal iba a por todo, pero el mismo que marcó, Lacazette falló en varios mano a mano contra Allison y dio la opción al Liverpool a sentenciar con el 3-1 de Diogo Jota para cerrar su debut liguero de manera exitosa.

Este partido culminaba una jornada fantástica, donde se puede sacar la conclusión de que la fiesta de la Premier League no acaba hasta que el VAR no cierra y que cualquiera de los jugadores te puede dar la vuelta a un encuentro.