Un silencioso Etihad Stadium daba la bienvenida al FC Porto en lo que se presentaba como  una noche teñida de azul. Envuelto en el característico simbolismo que tiene la Champions, con su famoso y sugerente himno y con los jugadores arrodillados en símbolo de igualdad, se servía sobre la mesa el primer partido del Grupo C  que enfrentaba a dos equipos de profunda historia y gran nivel.

En los primeros minutos de juego controlaba la posesión un City paciente y calmado, que recibía la tímida presión de un Oporto que mantenía la guardia en su lado del campo con prácticamente todos sus jugadores en él. Así se mantuvo el esférico, rodando por zona segura, hasta llegar en minuto 10 de partido al área de los azules oscuros en lo que fue una jugada sin peligro, falta en ataque de Mahrez. El inicio se definía muy calmado, sobre todo por parte de los locales,  que no aprovechaban el dominio del balón sino que más bien daban tranquilidad al desarrollo de las jugadas, con pases repetitivos y sin aparente intención. Esa tranquilidad y abuso de balón sería lo que llevaría a los de Guardiola a recibir el primer gol del partido, obra de Luis Fernando Díaz (0-1). El colombiano realizó un remate cruzado con su pierna derecha tras una excelente internada desde la banda izquierda, arrastrando en su conducción hasta a cuatro defensores rivales para clavarla rasa a la derecha de Ederson.

Cinco minutos más tarde se producía penalti a favor del City en una imprudente acción de Pepe que protagonizaría la polémica del partido. La confusión estaba servida en el área lusa, con una jugada de Gündogan que a punto estuvo de marcar. Con Marchesín en el suelo tras un duro planchazo del alemán, el último toma el rechace ante una primera parada y define a puerta en un remate que es escupido por la defensa del Oporto. Todo esto mientras guardameta se duele. Tras minutos de confusión el árbitro ratifica la decisión de penalti, que transformó Agüero en el minuto 20 (1-1) salvado por su gran potencia, pues el meta argentino adivinó la intención de su compatriota y tocó el balón con sus manos. Un partido que en un principio apuntaba a aburrido y se consagró en veinte minutos con dos goles y la vuelta a las tablas.

Agüero ejecutando el penalti  | Fuente: Manchester City
Agüero ejecutando el penalti | Fuente: Manchester City

 

El oporto leyó perfectamente el juego de Guardiola, que gozaba de un claro dominio de la posesión y por eso, los de Sérgio Conceiçao enfatizaron en rápidos despliegues y un sólido juego defensivo que no quiere regalar oportunidades a su rival. A pesar de tener el balón, los de Manchester no estaban ofreciendo un buen nivel, visto en jugadas ineficientes como un regalo de Ederson en un pase directo al rival que para su suerte terminó en las nubes. El conjunto luso, que iniciaba sus jugadas desde muy atrás, lo tenía muy difícil para crear ataque, pues necesitaba la compañía de gran parte del equipo para progresar hacia el área citizen.

La primera parte estaba definida por escasas ocasiones y poco juego en el área. Ninguno de los dos equipos creaba excesivo peligro.

El segundo tiempo arrancaba como el primero, con el City dominando la posesión, salvo por una diferencia: ahora los de Guardiola llegan con mayor facilidad a zona rival. En esta segunda parte se jugaba menos por el medio y se buscaban más las zonas de peligro, el balón circulaba con intención elaborando jugadas de peligro por parte de ambos conjuntos y Gündogan tuvo la primera de este segundo inicio. El City se mostró más insistente y rápidamente lo demostró en detalles como el  del Kun, que llegó a inventarse hasta una chilena que no salió y fue invalidada por mano. Pero la intención estaba ahí. Desaparece por completo la timidez de la primera parte y ahora los locales no solo dominan la posesión, además mandan en ocasiones de peligro. El equipo luso también ganaba, pero sin balón, sólido en su defensa y sin dar el brazo a torcer en ninguna ocasión.

En el 65’ Gündogan firmaría el gol de la ventaja (2-1) en un brillante lanzamiento de falta, más potente que preciso y el gol que sentenciaría el encuentro llegaba justo después de la mano de Ferrán Torres, que acababa de ingresar al verde, en  una jugada colectiva que venía desde bien atrás, encadenando pases plenamente efectivos hasta llegar al área rival (3-1).

Gündogan celebrando el gol de falta. | Fuente: Manchester City
Gündogan celebrando el gol de falta. | Fuente: Manchester City

 

Ya en los últimos minutos de juego los locales se consolidaban como dueño del partido. El Oporto, por su parte, supo aprovechar sus posibilidades sin balón, pero su esfuerzo físico no fue suficiente para ser arroyados por un equipo que les pasaba por encima. El City jugaba seguro, llegaba al área del FC Porto y si no era factible finalizar, retrasaban el juego, se reestructuraban y volvían a empezar. Sterling, que parecía desubicado hasta los últimos minutos del partido, empujaba a 4 jugadores de su equipo hasta llegar a la meta rival, concedió el balón a la derecha a Mahrez y lo estrelló contra el portero. Llegaban una y otra vez en lo que eran unos últimos momentos de asfixia para los portugueses, que parecían querer que el partido terminase cuanto antes.

La última acción destacable la determinó un remate de Rodri al travesaño desde muy lejos de la portería. El español aprovechó un momento de despiste cuando el que el resto de jugadores parecían mas atentos a una trifulca entre Sterling y Pepe. La lesión de Fernandinho, que había entrado recientemente al campo, puso punto y final a un pionero partido de grupo C que ya tenía vencedor: un Manchester City que fue creciendo a medida que se desarrollaba un encuentro contra un competitivo rival que ofreció todos sus recursos.