La ilusión de un pueblo se enfrentaba contra la de un impero. El Villarreal se instalaba en su primera cita con un título europeo bajo el mando de Unai Emery, Rey de Reyes de la competición con 3 títulos (ahora 4), y el Manchester United acudía a su octava final para reencontrarse con el sabor de un metal que sigue sin probar cuatro años después, porque el Villarreal conquistó Polonia. La historia se citó con la épica de los penaltis para que el Submarino amarillo levantase su primer título europeo frente a una pequeña representación del pueblo que llora desconsolado por la alegría que les inunda. La magnitud la desconocen. La hazaña la han vivido. De la resiliencia nace un proyecto. Un punto. Un haz de luz con símbolo de estrella. La Champions les espera.

El acero se apellida Albiol

La sangre de Foyth simbolizaría la epopeya sobre la que el Villarreal construiría su relato y su choque con Pogba sería el prólogo del sufrimiento que acarrearía la resistencia. La hemorragia del argentino cesó con el gol que Gerard Moreno crearía tras el dibujo de Parejo. Hasta la media hora, la sangre seguiría el ritmo balístico sobre el que el United amenazaba los dominios groguets. La presión alta, las recuperaciones y las transiciones fueron la composición que los Diablos rojos replicarían incesantemente. Los ataques cambiaron de color con el balón parado, escenario en la que la sangría sería roja y no amarilla.

Gerard Moreno celebrando el 0-1 / FOTO: Europa League
Gerard Moreno celebrando el 0-1 / FOTO: Europa League

El Villarreal protegía con rigor el centro, donde Capoue se multiplicaba impidiendo al United que encontrase a su guionista. Con Bruno Fernandes desconectado, McTominay y Pogba acogieron el balón, pero sin las rupturas del portugués, el equipo abusaba de un centro lateral que caía siempre en el territorio de Albiol, la frontera inexpugnable. El submarino se encomendó a su jerarquía para salir victorioso y airoso del primer tiempo. 

Albiol, el acero del Villarreal / FOTO: Europa League
Albiol, el acero del Villarreal / FOTO: Europa League

Bruno despierta, McTominay manda

Tras 45 minutos en los que el United no pudo desplegar el contragolpe, los diablos regalaron los metros que le permitirían dejar de atacar en posicional para hacerlo en profundidad. El VAR negaría un plantillazo de Pedraza a Greenwood que hubiese colocado el balón desde los once metros, pero el protagonismo mancuriano era inevitable. Cavani insuflaría oxígeno recogiendo el rechace pertinente y colocando el 1-1 en Gdańsk.

Cavani poniendo el 1-1 / FOTO: Europa League
Cavani poniendo el 1-1 / FOTO: Europa League

Bacca, ejecutor de una rabona y un "casi" que no logró rabañar, fue el primer sacrificado por Emery tras el vendaval que Bruno Fernandes estaba creando. La salida de Coquelin anticipó la contención a la que el submarino se acogería. Los cañones se apagaron para blindar aún más el armazón que el United no dejaba de golpear.

Bruno la tocó y Bruno lo cambió / FOTO: Europa League
Bruno la tocó y Bruno lo cambió / FOTO: Europa League

Cada minuto que caía sobre Polonia era un triunfo para el Villarreal. El intelecto de Bruno Fernandes, junto al apabullante despliegue de McTominay, rompieron el partido para que fuese el caos quien dirigiese las ofensivas. En el fragor, Raúl Albiol y Foyth personificarían la supervivencia groguet con una poderosa exhibición defensiva en la que la moneda siempre caía de su lado. Alcácer, Moi Gómez, Alberto Moreno y Mario Gaspar entrarían sin motivar ninguna acción que evitase la prórroga. Pau Torres encontró un balón en el 92 en sus pies, pero su rosca no respondió a su idea y el partido puso en el minuto 90 el puto y seguido. 

Prórroga sin gas

El United se lanzó al añadido impoluto de hombres, pero no de fuerzas. El ahogo de piernas británico llevó al Villarreal a enseñar los dientes aunque McTominay se afanase en colocar el bozal a cada futbolista amarillo que pasaba por su radio. El escocés embestía cada balón con la vigorosidad con la que luego lo soltaba. Fred, Tuanzebe y James refrescarían un United ahogado que miraba a los penaltis. Los calambres desproveerían al partido de dinamismo y la fatiga agotaría una prórroga en la que Rashford terminó cojeando. Raba, Mata y Alex Telles entrarían como especialistas para la tanda a segundos de que el 120 alumbrase Polonia. 

McTominay, la figura de la final / FOTO: Europa League
McTominay, la figura de la final / FOTO: Europa League

 

La eternidad para tocar la gloria

22 lanzadores. 21 aciertos. Una tanda de penaltis sin final, ejecutada con una precisión impropia de la tensión que alimenta la atmósfera. Cada ejecutor borraba el error de su vocabulario, pero sabía que alguien acogería el manto de héroe y otro el de verdugo. El héroe fue el que proyectó a la escuadra su penalti y al instante detuvo a su antónimo el suyo. Rulli tocó la historia cada vez que sus guantes sentían el contacto del cuero, pero la mística quiso llevarlo al foco para que la heroicidad quedase ligada a la leyenda del club que representa. 

Rulli deteniendo el penalti a De Gea / FOTO: Europa League
Rulli deteniendo el penalti a De Gea / FOTO: Europa League

Gerard Moreno, Mata, Dani Raba, Alex Telles, Alcácer, Bruno Fernandes, Alberto Moreno, Rashford, Parejo, Cavani, Moi Gómez, Fred, Albiol, James, Coquelin, Shaw, Mario Gaspar, Tuanzebe, Pau Torres, Lindelof, Rulli y De Gea. El orden que siguió la tanda y que rompió el grito de las 2.000 bufandas amarillas. "Es nuestro momento". La proclama tornó el amarillo en dorado cuando Rulli detuvo el penalti que vestiría a De Gea de villano.

El resto es victoria, sueño, historia y destino. Uno que en 2006 fue cruel con Riquelme, en 2012 infame y que ahora ha sido artífice de una gesta diseñada por el mentalista de la Europa League e impresa por un colectivo hermanado en el sacrificio. Pero si una cosa ha querido el destino es que los 2.000 vilarrealenses presentes sintiesen en su portería que el llanto y la felicidad es de color amarillo, que el sufrimiento no cesaría hasta Foyth dejase de sangrar y que la fe sería el imperativo de su resistencia. 

La felicidad inmortalizada / FOTO: Europa League
La felicidad inmortalizada / FOTO: Europa League