Llegaban en dinámicas diferentes, muy influenciados por el estado anímico que los rodea. El Deportivo no ha tenido una pretemporada plácida tras el cambio de entrenador, la accidentada gira por Colombia, y la sequía goleadora de Portugal. De ahí la actitud recelosa ante un partido que en A Coruña consideraban inoportuno.

La oportunidad

En Vigo, la situación era totalmente opuesta. La llegada al banquillo de Berizzo en sustitución de un Luis Enrique siempre obsesionado con cotas mayores, pero que dejó al Celta en línea ascendente, no ha tenido un efecto disuasorio entre la afición. Todo lo contrario: el Toto es lo más parecido a un hombre de la casa que se podía encontrar por Chile, y no era sospechoso de repudiar los principios que han regido el juego vigués en los últimos tiempos.

El Toto es lo más parecido a un hombre de la casa que se podía encontrar por Chile

Desde que empezó la pretemporada, el técnico se ha hecho con el equipo a la perfección. Ha tenido la inteligencia de aprovechar todo lo bueno de la plantilla, y de reforzarla con piezas que ha ido introduciendo poco a poco, y que apuntan a importantes. Por eso, y tras la goleada al Everton una semana antes, la llegada del clásico se vio como una oportunidad de dar un golpe en la mesa, de confirmar la tendencia y lanzar al equipo hacia un arranque ilusionante, por encima de las dudas que pudiera haber sobre un partido que en las últimas temporadas no ha dejado buenos resultados.

Berizzo, valiente

Así lo recalcó Berizzo en la previa, incluso trayendo recuerdos de su pasado como jugador y apelando al orgullo y a la deuda que los suyos tienen con el celtismo. Y no se quedó en una simple declaración de intenciones. Apostó por su once titular, el que aplastó a un rival europeo como el Everton, con el único cambio de Jonny por Hugo Mallo en la banda derecha. Quizá porque aún no ha decidido quién es su lateral, o quizá demostrando que no es ajeno a la realidad de los últimos clásicos, rebajando las pulsaciones del de Marín, y otorgando la capitanía a Cabral.

Quedaba pendiente saber cómo afrontaría el Celta los partidos como local, o cuando no madrugaran los goles rivales. La respuesta se dio en Pasarón, que no es Balaídos, pero asistió al dominio vigués desde el minuto uno. El Celta hizo suyo el balón, combinando en corto, y renegando de los pases largos, a no ser que fueran entre líneas buscando a Larrivey, que cada día parece más adaptado y cercano al once titular.

Guardar la ropa

No le importó al argentino estar algo más solo en la zona ofensiva porque, esta vez, en la línea de creación Álex López y Krohn-Dehli retrasaron algo más su posición, arropando al canterano Borja Fernández. El Celta se pareció así mucho más al de Luis Enrique, con un 1-4-3-3 que anuló completamente el centro del campo del Deportivo, obligando al rival a salir con balones largos, y buscando continuamente al triplete ofensivo que le ganaba la espalda a la defensa.

Pasarón no es Balaídos, pero asistió al dominio vigués desde el minuto uno

El Celta estaba así mucho más pertrechado que, por ejemplo, en el partido contra el Everton cuando, por momentos, el juego parecía fuera de control. En Pasarón el entramado de Berizzo no se descosió en ningún momento, aunque en las transiciones defensivas sigue sufriendo. Se vio claro cuando, mediada la primera parte, un ataque de Cuenca provocó que toda la defensa se abalanzara hacia el área pequeña, permitiendo a Toché aparecer totalmente solo en el punto de penalti. Una acción muy parecida a la del gol del Everton, y que también pudo costar muy cara. Es el precio a pagar cuando el equipo juega con tal intensidad y consigue un bagaje ofensivo como el generado contra los coruñeses.

El gol

Este Celta tiene más gol. Juega más cerca del área rival, con mucho más caudal ofensivo, y esto trae como resultado que genera muchas más ocasiones. Si a esto se le suma que los delanteros rebosan confianza, el resultado es el visto a lo largo de esta pretemporada. El equipo no se desespera, sabe que el gol acabará llegando. Y esto es fundamental a la hora de desarrollar una idea como la del Celta.

Después de crear múltiples ocasiones durante la primera mitad, el primer tanto acabó naciendo del error de un rival. Y así, como quien no quiere la cosa, como ya había hecho en Liverpool, Nolito cazó un balón y lo llevó a la red. Aparentemente, sin esfuerzo. En realidad, recogía los frutos sembrados durante la hora anterior.

El segundo gol fue el premio a la constancia de Larrivey, un jugador que siempre sabe dónde está la portería. Que, por malo que sea el envío, es capaz de dirigirlo entre los tres palos. Un futbolista que genera unas enormes expectativas y que, de momento, es capaz de mantener el ritmo goleador de Nolito. Y un jugador que puede desarrollar también el trabajo al que Charles tiene acostumbrado al celtismo. Una muy buena noticia a estas alturas de la película.

En la casilla de salida

La victoria no pareció peligrar en ningún momento del derbi, y eso es algo digno de tener en cuenta, más aún teniendo en cuenta lo prematuro de la temporada. El Celta ganó la batalla en todas las parcelas del campo. En defensa, como ya se ha dicho, con un grado de concentración a la altura del test, aguantó las acometidas coruñesas, principalmente de sus jugadores más talentosos, Cuenca y Fariña. En el centro del campo no hubo color, y ahí se fraguó la victoria, con un triplete que anuló completamente las sucesivas combinaciones de Víctor Fernández en el pivote, incluído un José Rodríguez que pasó totalmente desapercibido. Y arriba exhibió más mordiente, más pegada, sobre todo a la vuelta del descanso.

El Celta es, a día de hoy, más equipo que el Deportivo

Así que pasó el derbi, ese tan inoportuno en A Coruña y tan esperado en Vigo, y constató las sensaciones previas en los dos bandos. Ni siquiera los precedentes inmediatos, claramente favorables a los coruñeses, pudieron más que el hecho de que el Celta es, a día de hoy, más equipo que el Deportivo. Queda la impresión de que el equipo vigués ha ascendido una cota, ha saltado un obstáculo psicológico, y todo a un mes vista del derbi importante, el de la Liga. Los de Berizzo salen, pues, fortalecidos por esa realidad. La que les coloca en la casilla de salida con unas expectativas que no existían por Vigo desde hace muchos años. Queda por ver si mantienen el espectacular ritmo con el que han llegado a la semana previa a la competición.