Hay miradas y miradas; miradas que matan, miradas de amor, miradas trasparentes, miradas alegres, tristes y una infinidad más de adjetivos que se le pueden añadir a esa palabras. Todas son diferentes, algunas antónimas entre ellas, pero todas ellas son válidas. Cada persona tiene su mirada y dependiendo de su forma de ser miran a las situaciones de una manera u otra.

Y las miradas, alegres, tristes o de enfado, entre otras, también las acaparan los futbolistas, los entrenadores, los clubes y también en encuentro u otro. Ninguno es ajeno a ellas y este domingo muchas miradas, presenciales o no, viajarán hasta Anoeta para ver, disfrutar o sufrir con el partido que disputarán la Real Sociedad y el Athletic.

De distinto ángulo

Miles o miles de miradas se enfocarán en el feudo de San Sebastián y serán distintas miradas, todas distintas y todas válidas. Además de cómo transcurran los 90 minutos, las miradas tornarán, brillarán con una luz u otra y, por ende, la expresión del rostro también cambiará. Cuando Velasco Carballo decrete el final del encuentro, ya no habrá opción de que las miradas cambien, serán de alegría, de tristeza o de decepción dependiendo de qué marque el luminoso.

No obstante, esas miradas no serán tan planas como uno imagina, esas miradas irán más allá de la pena o del alboroto del momento. Sí, eso será así, porque las miradas que otorgan los derbis vascos, más aún los derbis entre rojiblancos y blanquiazules, hacen que la mirada de vizcaínos y guipuzcoanos sea distintas en los días previos, durante y después del enfrentamiento.

Sin ser mejor o peor, simplemente diferente, no es la mirada, el sentimiento o las ganas que a uno le producen si viven a un lado o a otro de la frontera que se traza entre Ermua y Eibar. Sí, el derbi Real Sociedad-Athletic se marca en rojo en el calendario para los amantes y seguidores de la Real Sociedad. Los aficionados fijan su mirada en ese día; para ellos es el partido del año y el que mejor hay que jugar y en el que más hay que demostrar a años luz de los demás.

Aunque pueda parecer algo surrealista y algunos aficionados no lo quieran reconocer, ese partido en el que no quitan la vista marca la temporada y en el repaso de la temporada, el resultado del derbi tendrá una gran presencia. Su mirada es válida al igual que lo es los de los aficionados rojiblancos, que no ven el encuentro como un partido de vida o muerta.

El derbi vasco tiene un significado distinto para unos y otros

Es cierto que enfocan su mirada en él, como derbi que es y por la rivalidad sana que existe entre ambos clubes, pero para los aficionados del Athletic no es el partido del año, no es ese equipo al que se le quiere ganar a toda costa y al que se le tiene unas ganas especiales. El papel que ocupa el Athletic para los seguidores de la Real, lo adquiere el Real Madrid o el Barcelona para los rojiblancos.

Un derbi sano

Cada uno proyecta una mirada distinta hacia el derbi, con sus excepciones por supuesto, pero una mirada generalizada. El derbi no tiene el mismo valor en un lado u en otro. Ser el mejor equipo del País Vasco puede pulular por ahí y por ese motivo tener una afección distinta a las peculiaridades que ofrece el derbi.

Sea como sea, y a pesar de que el horario del partido, el domingo a las 20:30 horas, no ofrezca las mejores expectativas para que sea un día grande, nada empañara que sea un derbi, con esa rivalidad sana y con las calles del Casco Viejo donostiarra con seguidores de ambos equipos disfrutando de las horas previas. Lo que piense cada uno y lo signifique el derbi pasará a un segundo plano, porque al final son eso, miradas.